
48. y ha dicho además así: “Bendito sea Jehová, Dios de Israel, que ha dado hoy quien se siente en mi trono, y lo vean mis ojos”. 1 Reyes 1.
Salomón es escogido por Dios para ser el rey de la nación de Israel. Por tanto, el sacerdote Sadoc unge con aceite a Salomón en Gihón, y todo el pueblo clama: ”¡viva el rey Salomón!” (v. 39). La tierra se humilla bajo los gritos del pueblo porque reconoce con regocijo que Salomón es su rey. De hecho, Adonías oye a la gente cantar con flautas y manifestar con gran alegría, la noticia de que Salomón es coronado rey.
Antes que Adonías y sus seguidores acabaran su festejo, ya había cambiado el panorama político. No debemos participar en nada que fuese injusto, ni se desvíe la perfecta voluntad de Dios. Lo que Dios ha determinado se cumple a cabalidad, no importa el ambiente o los planes que el hombre, pueda máquinar.
En contraste con el regocijo del pueblo, la gente que acompaña a Adonías se siente atemorizada. Por temor a la reacción del nuevo rey, huyen con prisa. Más que jurar fidelidad a Adonías, buscaban tener poder junto a él. Sin embargo, al ver que el poder ha pasado a manos de Salomón, abandonan a Adonías tan pronto como pueden. Adonías va al templo a asirse de los cuernos del altar, diciendo que es siervo de Salomón, implorando por su vida. Asirse de los cuernos del altar es un acto simbólico que pide misericordia, protección y salvación a Dios. Salomón perdona la vida de Adonías.

La usurpación del trono de Adonías solo ha logrado acelar la coronación de Salomón. Todo intento humano en contra de la voluntad de Dios no permanece, sino que se desvanece.
Dios humilla al soberbio que se enaltece a sí mismo. Los pensamientos de Dios son más elevados que los del ser humano y todo poder proviene de Dios. Por lo tanto, debemos tener cuidado de no convertirnos en dueños de nuestras vidas y confesar humildemente la soberanía de Dios sobre nosotros.
Además, debemos reconocer que Dios es quien le da autoridad a los líderes en el hogar, el trabajo y la comunidad, y orar por aquellos que Él estableció como líderes. Dios nos guía con una soberanía perfecta. Cuando confiamos en Su voluntad y cumplimos con nuestras responsabilidades con un corazón humilde, Él nos utiliza como mensajeros de Su bendición.
El soberbio que desea ser exaltado, sin importar la voluntad de Dios, será humillado. Dios les guarde.