
18. “Así fueron humillados los hijos de Israel en aquel tiempo, mientras los hijos de Judá prevalecían, porque se apoyaban en Jehová, el Dios de sus padres”.
2 Crónicas 13.
La crisis es una oportunidad para experimentar la salvación de Dios. El ejército de Judá es sitiado por sus hermanos del norte, mayores en número, por delante y por la espalda. No puede avanzar ni retroceder, así que deciden clamar (en hebreo significa gritar con quebranto, pidiendo la salvación de Dios).
Los sacerdotes tocan las trompetas, el ejército de Judá grita con fuerza y, entonces, Dios desbarata a Jeroboam y a todo su ejército, como en la conquista de Jericó (Jos. Cap. 6). Dios les había prometido salvación, cada vez que tocaran las trompetas (Nm. 10:9). La manera de sobreponernos a las dificultades está en clamar a Dios; dado que, si Dios levanta Su mano, no hay cosa que no se someta a Su santa voluntad.
Solo cuando confiamos en el Dios de los ejércitos, podemos desbaratar ejércitos y asaltar muros (Sal. 18:29). Si Abías y el pueblo de Judá pudieron vencer y humillar a Israel, que le doblaba en número de soldados, fue porque pusieron su esperanza en Dios. Jeroboam no logra recuperarse nunca más de esta derrota, por haberse rebelado contra Dios y caído en idolatría, buscando fortalecerse con sus propias fuerzas (2 Cr. 13:6-8).

Finalmente, muere juzgado por Dios. Pero, por otro lado, Abías logra conquistar algunas de las principales ciudades de Israel y su reino fortalece cada vez más. El secreto de la consolidación está en confiar en Dios y no en nosotros mismos o en el poder de este mundo. Bienaventurado el entendido en la Palabra y el que confía en Jehová (Pr. 16:20).
Dios es el señor del universo, el que controla las guerras. A pesar de que Israel esté a un paso de la victoria por la destacada experiencia militar en guerras y una táctica inteligente de la mano de Jeroboam, cuando Abías y el pueblo de Judá clama a Dios desesperadamente, Él interviene cambiando por completo el resultado.
Así, todo aquel que confíe en Dios y lo busque con anhelo, vivirá obras inesperadas. En el mundo existen dificultades, aflicciones y peligros sin fin. No obstante, si buscamos la ayuda de Dios primero y nos aferramos a Él, podemos superar toda situación
Si clamamos a Dios en situaciones difíciles, triunfaremos con Su ayuda. Dios les guarde.