16. “Y cuando lo oyeron todos nuestros enemigos, temieron todas las naciones que estaban alrededor de nosotros, y se sintieron humillados, y conocieron que por nuestro Dios había sido hecha esta obra”.
Nehemías 6.
Los muros de Jerusalén son reconstruidos en 52 días. No lo habrían logrado, teniendo un arma en la otra mano, si no fuese por la ayuda de Dios. Nehemías confiesa Su ayuda en cada proceso. Al ver la obra culminada de Dios, los enemigos sienten temor y humillación. Tobías, el amonita, había incitado a los principales de Judá para amenazar a Nehemías. Había utilizado su matrimonio y el de su hijo para establecer alianzas políticas. Muchos habrían gozado de ciertos privilegios a costa de las riquezas y el poder de Tobías.
Pero con la reconstrucción de los muros de la ciudad es restaurado espiritualmente el pueblo; y la comunidad de Judá comienza a caminar por fe. Se requiere sabiduría y determinación para identificar a aquellos que siembran dificultades en la comunidad.
Después que el muro es edificado y son colocadas las puertas de la ciudad de Jerusalén, Nehemías nombra a los porteros, a los cantores y a los levitas. Ellos han servido dentro del templo, pero ahora servirán también en la puerta de la ciudad, ya que para Nehemías, la ciudad de Jerusalén es tan santa como el templo. Nehemías delega en Hanani y Hananías la administración de Jerusalén. Hananías (emet en hebreo), jefe de la fortaleza de la ciudad, es un hombre de verdad y temeroso de Dios, más que muchos.
La verdad y el temor son dos cualidades sumamente importantes para todo líder. Nehemías va estableciendo un orden sistemático, y trabajando para mejorar la defensa de la ciudad, con una planificación minuciosa.
Los planes de Dios se cumplen. A pesar de los variados esfuerzos de sus enemigos para interrumpir la reconstrucción, el pueblo de Jerusalén completa la obra en tan solo 52 días. En aquel entonces, los residentes de Jerusalén tuvieron que combinar la construcción de los muros con la defensa de la ciudad. La rápida reconstrucción de los muros en condiciones complicadas fue posible gracias a que Dios lideró y ayudó en esa tarea.
Dios cumple con Su voluntad en cualquier situación y contexto. Por lo tanto, debemos depender de la sabiduría y habilidad perfectas de Dios y no de la sabiduría y habilidad imperfectas del ser humano. Además, debemos esforzarnos por preservar lo que Dios realizó.
Dios es quien edifica firmemente a la comunidad de fe en medio de las numerosas interrupciones y dificultades. Dios les guarde.
