Edicion febrero 7, 2025
CUBRIMOS TODA LA GUAJIRA

EL PUEBLO DE DIOS APARTADO DEL MUNDO

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26. “Habéis, pues, de serme santos, porque yo, Jehová, soy santo, y os he apartado de entre los pueblos para que seáis míos”. Levítico 20.

Pastor ICBF Riohacha - Robinson Mejía Iguarán
Pastor ICBF Riohacha – Robinson Mejía Iguarán

Las costumbres mundanas distan mucho de la santidad. Dios le ordenó a Israel que no siguiera las prácticas cananeas, es decir, sus costumbres, hábitos y tradiciones. La economía cananea estaba basada en la agricultura y tenían una cultura atractiva para los ojos del hombre, porque buscaban abundancia de cosechas por medio de ritos sexuales. Por estas costumbres, Dios decide expulsarlos de sus tierras y entregárselas a Israel.

Sin embargo, Dios también le advierte a Su pueblo escogido que si imita esas prácticas, también serán desterrados como sus antiguos moradores. La clave para que pudieran morar en la tierra prometida era guardar y poner por obra los estatutos y los mandamientos de Dios. Solo cuando buscamos la santidad y guardamos la perfecta Palabra de Dios podemos disfrutar de sus bendiciones.

Dios desea que nos apartemos del mundo. En repetidas instancias el Señor afirma que ha apartado y escogido a Israel de entre las naciones (Lev. 20: 24, 26), para darle como heredad una tierra que fluye leche y miel. Siendo el pueblo adquirido por Dios, Israel debía cuidarse de no contaminarse con animales, aves ni nada que se arrastrara sobre la tierra, es decir, de aquellas cosas que habían sido categorizadas como impuras.

Nosotros somos pueblo adquirido por el Santísimo, apartados para vivir en santidad. Y si somos el pueblo adquirido, no podemos entregarnos a prácticas paganas, a agoreros o a adivinos. Si rechazamos ser parte del pueblo adquirido por Dios y llevar una vida de santidad, seremos expulsados de la heredad prometida por el Rey de reyes, y terminaremos siendo esclavos del príncipe de este siglo.

La santidad es un atributo principal de Dios y lo primero que se le ordena a Su pueblo. La razón por la que Dios nos redimió fue para hacernos Suyos. Por eso, debemos cumplir con todas Sus pautas y leyes. El secreto de la santidad se encuentra en obedecer la Palabra de Dios.

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Pero, como no podemos ser santos por nuestro propio esfuerzo, Jesús cumplió con todas las normas y leyes del Antiguo Testamento. Por lo tanto, solo quien permanezca en Jesús, librándose de la ley del pecado y la muerte, y siga la “ley del Espíritu” (Ro. 8:2) podrá vivir en santidad.

El fiel que pertenece a Dios debe llevar una vida apartada del mundo, siendo santo como Él es santo. Dios les guarde.

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