4. “porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas,
5. derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo,
8. Aunque me gloríe algo más todavía de nuestra autoridad, la cual el Señor nos dio para edificación y no para vuestra destrucción, no me avergonzaré”,
2 Corintios 10.
El tono de Pablo cambia notablemente en este capítulo en comparación con el resto de la epístola. Al parecer algunos en la iglesia de Corinto creen que Pablo es como un perro ladrador, poco mordedor, así que procuran marginar su influencia y autoridad, poniendo esto de relieves a otros en la iglesia.
Pablo responde a sus críticas, recordándoles primero que su lucha no es física, emocional, ni política — es una lucha profundamente espiritual y su poder para vencer y su poder para vencer estas fortalezas espirituales sólo viene de Dios mismo —. Lo interesante es que esta sección comienza y termina con Cristo. Pablo comienza con la humildad de Cristo y concluye con la acusación de que todo se hace en *”obediencia a Cristo” (v. 5).
Pablo les recuerda a sus críticos en esta sección que ellos están formulando juicios de él con base en las apariencias externas. Su autoridad no proviene de sus méritos, sino de Cristo mismo quien le dio la autoridad apostólica. Pablo no va a permitir que una percepción falsa desacredite el ministerio que Cristo le había encargado, así que no se echa atrás.
Pablo es un ejemplo más de una larga lista de hombres y mujeres que no pasan la prueba de fuego del mundo para un ”lider” (por ejemplo, pescadores, pastores. prostitutas, recaudadores de impuestos, etc.), pero que son apreciados por Dios y usados poderosamente por Él. Esto nos debería dar esperanza a todos nosotros.
Si alguien critica o se opone a la buena obra de alguien, con buenas intenciones, provocará heridas, desánimo y hasta ira en esa persona, y ésta tratará de pagarle con la misma moneda. Pablo define esto como militar según la carne. Pablo llegó a tener muchos enemigos, así como Jesús.
Nunca cesaron las críticas y las calumnias, como tampoco podía huir de las persecuciones y tribulaciones. Pese a esto, él no luchó contra sus enemigos, porque tenía la convicción de que la mejor arma que tenía, era el evangelio, poderoso en Dios. Lo único que puede levantar nuestra vida y fe es el evangelio y el poder de Dios, en otras palabras, “la autoridad del Señor”. Dios les guarde.
