Edicion octubre 24, 2025
CUBRIMOS TODA LA GUAJIRA

EL PADRE ESCUCHA NUESTRAS ORACIONES

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Pastor ICBF Riohacha - Robinson Mejía Iguarán
Pastor ICBF Riohacha – Robinson Mejía Iguarán

9. “En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó; en su amor y en su clemencia los redimió, los trajo y los levantó todos los días de la antigüedad”.

Isaías 63.

El verdadero arrepentimiento es posible cuando recordamos la gracia de Dios y mantenemos viva nuestra fe en Él  Israel traicionó el amor de Dios, a pesar de que Él se refería a ellos como ”mi pueblo” y los ”hijos que no mienten”. Por esta razón, Dios aflige al pueblo rebelde que contrista al Espíritu Santo.

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El profeta recuerda la gracia que Dios les concedió en el pasado, trayendo a memoria la esclavitud en Egipto, el Éxodo, la marcha en el desierto y el ingreso a la tierra de Canaán, con el fin de que Israel vuelva a buscar a su Dios. Podemos encontrar a nuestro Padre en el mismo lugar donde está la aflicción. Solo debemos abrir nuestra boca, confesar nuestros pecados y alabar a Dios por Su salvación, para poder experimentar nuevamente Su guía y la protección de sus brazos.

Una de las cosas más importantes que todo creyente atribulado debe hacer es entrar en la presencia de Dios y orar. En una situación donde aparentemente la presencia está ausente, el profeta levanta una plegaria pidiendo que les libre del dolor.

Con gran dolor en su corazón le recuerda a Dios cómo fue profanado el templo de Jerusalén en las manos de sus enemigos. Pero, si Israel ha sido hollado, es porque se ha apartado de Dios. No hay tragedia y desgracia más grande que estar desprovisto de la protección y del señorío de nuestro Rey. No importa cuán grande y vergonzoso es el pecado que hemos cometido, nuestro Padre siempre espera que volvamos a Él y le imploremos Su misericordia y amor.

Dios guía a Su pueblo con un amor fiel. Él conoce todo nuestro dolor, sufrimiento, debilidad, faltas, desgracias, humillaciones, fracasos y decepciones, y nos acompaña en silencio. No solo eso, también nos salva de todo eso. No obstante, debemos prestar atención para que nuestros pecados hagan que Su rostro se esconda, pues es Él el que nos llena de gracia.

Él es nuestro Padre. Por más que seamos disciplinados por pecar, el hijo puede pedirle al Padre lo que sea. El creyente es un hijo amado de Dios y tiene el privilegio de presentarse ante Su trono con seguridad.

Dios es el Padre de amor. Él que conoce nuestros sufrimientos y nos salva. Dios les guarde.

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