Edicion octubre 29, 2025
CUBRIMOS TODA LA GUAJIRA
El Nobel de la libertad
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Columnista- Fabio Olea Massa (Negrindio)
Columnista- Fabio Olea Massa (Negrindio)

María Corina Machado había ayudado a “mantener encendida la llama de la democracia frente a una oscuridad creciente” – Comité Noruego del Nobel

El Premio Nobel de la Paz 2025 tiene nombre de mujer: María Corina Machado. Líder valiente y voz indoblegable, reconocida por su defensa de la libertad y la democracia en Venezuela frente a un régimen autoritario. Este Nobel celebra su coraje y envía al mundo un mensaje poderoso y es que la democracia se defiende con convicción, incluso cuando el poder la persigue.

El Comité Noruego justificó su decisión destacando el compromiso de Machado con los derechos humanos, su fe en las vías institucionales y su negativa a rendirse ante la persecución. En un tiempo en que las democracias se ven amenazadas por los populismos y los caudillismos, el mensaje es claro: la lucha por la libertad sigue siendo un valor universal.

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Durante dos décadas, Machado ha desafiado al proyecto político iniciado por Hugo Chávez y continuado por Nicolás Maduro. Perseguida, inhabilitada y despojada de sus derechos políticos, nunca abandonó la vía cívica ni el compromiso con el cambio democrático. Su persistencia, en medio de la represión, la ha convertido en un símbolo de resistencia pacífica en un país donde disentir puede costar la libertad o el exilio.

Un nobel con acento latinoamericano

En una América Latina donde aún sobreviven caudillos que concentran el poder en nombre del pueblo, este Nobel tiene también una lectura regional: reivindica el valor de la oposición y la disidencia. Envía una advertencia a quienes gobiernan sin controles ni límites: la legitimidad no se impone con propaganda ni se mantiene con represión.

El galardón ha despertado esperanza entre quienes ven en Machado la posibilidad de reconstruir la institucionalidad perdida. Dentro de Venezuela, en cambio, ha provocado la ira del oficialismo, que lo califica como una maniobra política. Pero más allá de las interpretaciones, el hecho esencial es que el mundo vuelve a mirar hacia Venezuela y reconoce la dimensión humana de su tragedia democrática.

El Nobel de Paz 2025 quedará registrado como un homenaje a la valentía civil. María Corina Machado encarna el espíritu de millones de latinoamericanos que aún creen que la libertad y la justicia son causas por las que vale la pena arriesgarlo todo. La libertad no se mendiga, se conquista. La dignidad no se negocia, se defiende.

El costo del coraje

Machado ha resistido la maquinaria represiva de un régimen que vació de contenido las instituciones, convirtió el hambre en arma política y obligó al exilio a más de siete millones de venezolanos. Su lucha no ha sido solo contra un gobierno, sino contra un sistema que se perpetúa a través del miedo, la censura y la pobreza.

El Nobel llega tras unas elecciones que marcaron un punto de inflexión: la victoria de Edmundo González Urrutia, candidato de la unidad opositora respaldado por Machado. Aunque el régimen intentó desconocer los resultados, la presión ciudadana y la comunidad internacional obligaron a aceptar lo evidente: el pueblo venezolano votó por el cambio. Detrás de ese triunfo está la voz, el coraje y la estrategia de una mujer que, pese a la persecución, se convirtió en brújula moral de su nación.

Mas que un premio, un mensaje

El Nobel a María Corina Machado fue celebrado por millones de venezolanos y rechazado por los regímenes autoritarios. Reconoce a una mujer que hizo de la resistencia pacífica su bandera y reivindica la lucha de un pueblo que, pese a la censura y el hambre, no se rinde. Más que un homenaje personal, el premio reafirma la legitimidad de la lucha cívica frente al autoritarismo y recuerda que la libertad exige carácter y perseverancia. Machado, que eligió permanecer en su país pese a las amenazas, encarna ese coraje. La reacción del régimen solo confirma su temor al poder de la verdad.

La esperanza como forma de resistencia

El Nobel no resuelve la crisis venezolana, pero devuelve visibilidad y esperanza. Recoloca al país en el debate global y recuerda que su tragedia democrática sigue viva. Machado, con aciertos y errores, ha sostenido la idea de que la democracia no se negocia. El premio la consagra como símbolo de resistencia y da al pueblo venezolano una nueva razón para creer que la libertad, aunque demorada, es posible. En una región que aún tolera dictaduras disfrazadas de revoluciones, el Nobel es un recordatorio: la paz no puede fundarse sobre la opresión. Es, en esencia, un homenaje a la dignidad de un pueblo que se niega a morir bajo la sombra del totalitarismo.

María Corina ha demostrado que la lucha por la democracia no se libra solo en las urnas, sino también en la conciencia de quienes se niegan a aceptar la dictadura como destino.

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