Edicion octubre 6, 2024

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EL MAYOR DE ELLOS ES EL AMOR

Pastor ICBF Riohacha - Robinson Mejía Iguarán
Pastor ICBF Riohacha – Robinson Mejía Iguarán

13. “Ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor”. 1 Corintios 13.

El amor es esencial. Pablo es claro en que los dones espirituales se deben usar en la adoración colectiva, sin ningún otro motivo que no sea edificar la iglesia en amor. El amor no se puede medir con simples acciones externas. Ningún don espiritual tiene algún valor sin el amor. El amor de Cristo debe afianzar los motivos de todas nuestras acciones. Sin amor, nuestro discurso se reduciría a un simple ruido como el de un instrumento musical que resuena sin armonía.

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Sin amor, incluso nuestros actos más generosos por ayudar a los pobres no son nada. El amor, en esencia, no es inferior sino superior a las acciones. Es una actitud de ser, una forma de existencia. ¿Alguna vez has hecho cosas buenas por los demás sin amor? Arrepintámonos de todas las cosas buenas que hayamos hecho con los motivos equivocados. La gracia de Dios nos puede ayudar a crecer en el amor por los demás.

Pablo habla de tres dones: lenguas, profecía y conocimiento. Estos dones, sin amor, no tienen ningún valor. Una vez más, compara el amor de Dios con estos dones. El amor amor es eternamente permanente. Algún día, todos estos dones serán innecesarios. Los dones espirituales son necesarios para el crecimiento y la madurez de la iglesia, pero ya no serán necesarios en la eternidad. Con el tiempo, todo va a pasar, pero el amor de Dios permanecerá porque Dios es amor.

Además, el amor es el más importante porque Dios es amor. Madurar en Cristo es crecer en nuestro amor por Dios y los demás. Una relación de amor con Dios sin duda durará por toda la eternidad. ¿Te has vuelto una persona más amorosa hacia los demás desde que creíste? A medida que crezcamos en el amor de Cristo y en nuestro amor por Él, crecerá nuestro amor por los demás.

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El hombre fue creado para recibir el amor de Dios. Aun luego de su caída en el pecado, el amor de Dios por él se mantuvo inmutable. Este amor se manifestó en la cruz de Jesucristo. El hombre es infeliz porque no conoce el amor de Dios. El que no ha experimentado Su amor, vive como esclavo del pecado. Cuando reconocemos que Dios nos recibe tal como somos, aun con faltas y debilidades, el sublime amor de Dios inunda nuestro ser.

Y entonces, experimentamos la verdadera libertad de todas las ataduras de este mundo, y entendemos que nuestra vida siempre ha estado bajo la gracia de Dios. Cuando una persona experimenta los misterios del amor de Dios, puede también amar al prójimo. Habiendo sido redimido, el mayor don que los cristianos debemos poner en práctica en nuestra vida, es el amor. Dios les guarde.

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