Edicion octubre 5, 2024

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Columnista – Fabio Olea Massa (Negrindio)

En ese mundo irreal y de lo absurdo creado por García Márquez que es “Macondo” donde suceden las vainas más sorprendentes, se destaca nuestra ciudad de Riohacha por las cosas que aquí pasan y que al final – después de la bulla – resulta no pasando nada. Una ciudad que parece no importarle a nadie, sumida en la inseguridad y falta de autoridad pero que queremos y se merece mejor suerte.

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Folclóricos como somos, los caribeños todo lo volvemos fiesta y más si no es con lo nuestro sino con los bienes públicos que nos pertenecen a todos.

Por distintos medios circuló la noticia de un carro de bomberos usado para animar la fiesta temática de cumpleaños de un hijo del hermano del alcalde. Hay registros fotográficos y video donde se ve a un grupo de niños felices y contentos vestidos de bomberitos disfrutando de la fiesta, y al cumplimentado montado arriba de la maquina oficial.

Muy bueno que los niños sean educados con fiestas temáticas, así no solo se divierten sino que aprenden algo, en este caso, sobre el trabajo del bombero y su servicio a la sociedad. Lo censurable aquí es que se usó un bien público que no está destinado para ese fin. Bien hubiera podido el orgulloso padre que quiso darle a su hijo esa felicidad haber contratado un empresa especializada en este tipo de eventos, de seguro le hubieran llevado a los niños  una réplica de un carro de bomberos.

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Un carro de bomberos esta para atender incendios y otras situaciones de calamidad o peligro en donde debe prestarse socorro o auxilio inmediato, menos para animar una fiesta privada como la que tuvo lugar en el quiosco del pariente del alcalde de Riohacha. Es tan grave darle uso distinto a un bien público que el Código penal eleva ese hecho al delito de peculado por uso de bienes públicos, delito que comete el servidor público que tiene bajo su administración el bien y permite su uso indebidamente.

Escuché las declaraciones del señor Jair Bermúdez (hermano del alcalde) dadas a la W radio, admitiendo que hizo un pago voluntario de 320 mil pesos por el uso en la fiesta del carro de bomberos, justificando – según su decir –  que lo hizo para cumplir el sueño de su hijo de ser bomberito. Dijo que el tema es más político por el momento electoral que vive Riohacha donde su hermano es el alcalde y actualmente se encuentra suspendido del cargo, pero que es normal que el carro de bomberos de Riohacha realice estas actividades de cumpleaños y fiestas.

No he podido contrastar la versión del hermano del alcalde con la del Jefe del cuerpo de bomberos de Riohacha para sacar conclusiones, por eso dándole al primero el beneficio de la duda diría que puede que haya obrado sin malicia y su conducta no sea dolosa penalmente, ante  lo cual el jefe del cuerpo de bomberos está obligado a salir a dar las explicaciones que a él corresponden respecto a  si es cierto que cobran por esos servicios y, si es así, con base en que ley o reglamento que lo permita lo hacen; si es normal como indica el hermano del alcalde que se usa el carro de bomberos para animar fiestas privadas, pues él como Jefe de bomberos  es el servidor responsable por el buen uso que se haga del bien, por tener bajo su custodia y administración ese bien público.

Bien lo dijo el periodista Juan Pablo de la W que entrevisto al hermano del alcalde; una cosa es que se use ese vehículo para pasear a un personaje que ha obtenido un triunfo deportivo, o a una reina de belleza por ganar un concurso, como se acostumbra en la Colombia Macondiana, y que se le quiera brindar un homenaje o recibimiento público permitiendo un recorrido sobre una máquina de bomberos, y otra cosa muy distinta es que en un hecho que no tiene connotación publica sino privada, como una fiesta de cumpleaños, se utilice indebidamente un carro de bombero como elemento de animación.

Puede ser también que en medio del fragor de la campaña política por la próxima alcaldía los contradictores del alcalde hayan aprovechado este suceso para sobredimensionarlo. En política cuando se tiene el poder no se puede dar papaya porque te la parten.

Cuando se puede influir sobre los demás para conseguir estas cosas, ya sea directamente por el alcalde, o a través de un familiar, el funcionario tiene que tener mucho cuidado y obrar con la mayor responsabilidad por la confianza que la sociedad ha depositado en él para manejar los bienes públicos, y en eso no debe ceder por congraciarse o ser complaciente con el poder para permitir que se usen mal los bienes públicos.

La sociedad espera que a los bienes públicos como un vehículo de bomberos, o cualesquiera otros, se les dé un destino correcto. Te la dejo ahí, como decía el filósofo de la Junta

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