La propuesta del senador Alfredo Deluque relacionada con la creación del municipio Alta Guajira, separándolo de Uribia, parece más una estrategia política que una solución real a los problemas estructurales de la gente que habita esa zona del departamento. Esta iniciativa, presentada como un acto de justicia social, nace con serios cuestionamientos sobre su viabilidad económica, administrativa y social. Es un claro ejemplo de oportunismo político. No se puede ignorar que esta propuesta surge en un contexto electoral, bajo la estrategia del “divide y reinarás”, en una región históricamente marginada. Apela a un discurso populista que promete autonomía administrativa sin ofrecer soluciones reales. Al fin y al cabo, a cualquier politiquero le tienen que preocupar los 20 mil votos que obtuvo en la alta guajira un candidato foráneo al senado.
La alta guajira es una región caracterizada porque su población sobrevive en la pobreza extrema, dispersa en su propio territorio y aislada geográficamente. Su economía informal se basa en actividades que no generan ingresos fiscales para sostener un municipio independiente, ya que los territorios indígenas no pagan impuestos debido a su régimen especial. ¿De qué viviría el nuevo ente territorial? ¿De las regalías y transferencias destinadas a los resguardos indígenas pero que solo benefician a los gobernantes y al entorno de algunas autoridades tradicionales que viven como jeques árabes? Esto es perpetuar la dependencia económica y no resuelve los problemas de fondo. Entonces, ¿cómo se garantizaría la sostenibilidad del nuevo municipio? La falta de recursos propios lo condenaría a la inoperancia administrativa y a mantenerse en un foco de corrupción, como ocurre en otros municipios de La Guajira, algo que el senador Deluque conoce muy bien.
No hay duda de que Uribia enfrenta importantes desafíos administrativos, pero dividir el territorio no garantiza una mejor gestión. La creación del municipio Alta Guajira implicaría asumir costos adicionales para sostener la infraestructura de una administración pública eficiente. Burocracia inútil.
Los hechos han demostrado que la autonomía política y administrativa no aseguran la solución de las necesidades básicas insatisfechas. La creación de nuevos municipios no ha resultado en mejoras significativas para sus habitantes. ¿O acaso los municipios de Albania, Manaure y Dibulla en el norte, o La Jagua del Pilar, Urumita y El Molino en el sur son ejemplos exitosos para justificar esta propuesta? Dichos municipios no han mejorado las condiciones de vida de sus habitantes desde que fueron separados de sus respectivas cabeceras municipales. El único cambio es que la corrupción se dividió para que todos cupieran.
En lugar de dividir el territorio y dividir a la gente que la habita sería más sensato considerar esquemas asociativos territoriales que permitan una gestión conjunta y coordinada de los problemas comunes. Como alguna vez expresé en una columna sobre la creación de Provincias Administrativas y de Planificación, fortalecer las capacidades institucionales existentes permitiría administrar los recursos de manera eficiente, con mecanismos efectivos de control y supervisión para garantizar beneficios directos a las comunidades. Esto facilitaría invertir en infraestructura, educación, salud y proyectos productivos sostenibles que generen un impacto positivo a largo plazo.
La creación del municipio Alta Guajira requiere estudios técnicos y planificación rigurosa que avalen su viabilidad. Hasta el momento, no se conoce ningún análisis para demostrar que esta propuesta sea una solución viable y sostenible. La improvisación y falta de planificación pueden llevar a decisiones erróneas que agraven los problemas existentes.
Además, cualquier propuesta de reorganización territorial debe contar con la participación activa de la comunidad. Las decisiones que afectan a la gente deben tomarse de manera inclusiva y participativa, asegurando que se escuchen y respeten las voces de todos los actores involucrados. Crear un nuevo municipio sin consulta ni participación adecuada puede generar descontento y resistencia; la opinión de algunas organizaciones no representa necesariamente la voz general de las comunidades.
Es fundamental promover el desarrollo integral de La Guajira mediante el ordenamiento y control adecuado de los recursos transferidos. La falta de transparencia es un problema endémico en la gestión pública del departamento; por eso es imperativo garantizar que los recursos sean utilizados en beneficio directo de las comunidades. ¡CERO CORRUPCIÓN!
Y como dijo el filósofo de La Junta: “Se las dejo ahí…” @LColmenaresR