Edicion octubre 7, 2024

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Columnista – Alcibíades Núñez Manjarres.

A mi mente llegan muchos recuerdos de mi infancia vivida en el centro poblado de Zambrano, municipio de San Juan del Cesar Guajira, cuando Mi Vieja Yiya, después de dialogar por teléfono, se levantaba de la silla y con el rostro alegre y divertido decía: “¡mañana viene Juanda!” inmediatamente tanto ella como todos en nuestra casa nos poníamos las pilas para darles un recibimiento de lujo a nuestro hermano mayor Juan Daniel.

Mi tía Mena y la vieja yiya se levantaban bien temprano para prepararle un suculento desayuno con carne asada, acompañado de arepa de queso y chocolate caliente y en la tarde le preparaban, gallina criolla guisada, con sopa de costilla de res con yuca biche y suero casero Zambranero, que le gustaba más que levantarse tarde y que este joven profesional de la ingeniería agronómica degustaría al momento de su llegada.

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Mis tías y mi madre se esmeraban demasiado en ultimar cada detalle, ya que este chico era bastante estricto y exigente y además anotándole que ellas lo consentían demasiado ya que él fue el primer hijo de la vieja Yiya, ese cariño siempre le fue retribuido, debido a que él fue el sobrino que más consentían todas las tías Tati, Icha, Eva, Foncha, Pilar, Nectalina, Cándida y Mena.

Ese “Juanda” que llegaba de visita no era más que mi hermano, Juan Daniel Nuñez Manjarres, ese que nació el 12 de marzo de 1955, era hijo de Juan Bautista Nuñez y Delia Rosa Manjarrez, hermano de José Elías, Adalinda, Alcibiades, Armando y Juan Bautista, convivía en unión libre con Hilda Ávila, secretaria ejecutiva procedente de Viracachá Boyacá, Juanda con el pasar del tiempo se fue convirtiendo en el apoyo incondicional de mi vieja, compartiendo entre ellos recíprocamente sus alegrías, triunfos, jolgorios y también sus tristezas. Ese mismo que cuando pisaba este pueblo inmediatamente cambiaba su saco y corbata por su impecable pinta de campesino Zambranero, dispuesto a trabajar en los quehaceres del hogar, porque se le media a todo, era buen cocinero, sabia preparar un sancocho, desayuno o almuerzo, también se dedicaba a atender los animales ya que ordeñaba, las cuatro cabungas que nos proveían de leche, queso y suero en nuestro hogar, igualmente supervisaba y revisaba en Buenos Aires o Mata Cerra, los cultivos de yuca, fríjol, maíz, algodón, patilla, ahuyama, melón, frutales y a la cría de ganado equino, mular y caballar, también administraba una tienda de vivieres que tenía nuestra madre y que sirvió para la manutención del hogar. “Juanda” era amante de la música vernácula del Caribe colombiano, le gustaba el vallenato de los hermanos Zuleta y Alfredo Gutiérrez, la ranchera de José Alfredo Jiménez, Antonio Aguilar, Pedro Infante, Jorge Negrete, las Hermanas Calle y Cornelio Reina.

Ese Juanda que a pesar de las situaciones que le sorteo la vida, realizó sus estudios de Básica Primaria en la Escuela de Primaria de Zambrano, luego ingresó al Colegio de Bachillerato San Juan Bautista de propiedad del profesor Carlos Ariza Molina (Pelongo), allí realiza hasta tercero de bachillerato, en ese entonces, a fecha de hoy sería octavo grado, luego ingresa al colegio o Institución Educativa “El Carmelo”, allí se gradúa de bachiller en 1976, luego decidió superarse viajando a la ciudad de Tunja Boyacá donde encontró el apoyo incondicional de varios paisanos y familiares como: Oscar Brito, José Alberto “chebeto” Guerra, (QEPD) Apa Marulanda, Pedro Chichi, Jesualdo “Chua” Brito, José Molina Brito, David Brito Daza, (QEPD) Lucy, Baro y Alma González, y dejar huellas en este mundo terrenal, es por eso que orgullosamente ostentaba su título de Ingeniero Agrónomo de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia donde se graduó con la tesis ‘Influencia del número de ramas en la producción de uchuvas physalis peruviana’ en la zona de Villa de Leyva Boyacá y que además se especializo en cultivos tropicales que más adelante estos títulos le servirían para ocupar grandes cargos a nivel local, regional y nacional, destacando entre ellos el de asesorías técnicas en el comité de cafeteros del Cesar y la Guajira, director de la Umata de San Juan del Cesar, catedrático en el Instituto de Formación Técnica Profesional “INFOTEP”, docente por varios años en el Servicio Nacional de Aprendizaje SENA Seccional Fonseca, Asesor de la Fundación Pro Sierra Nevada de Santa Marta, docente en el INCODER, en cuyos cargos recibió un sin número de reconocimientos a la labor intachable que desempeñaba.

Hoy puedo decir que mi hermano Juanda se fue en paz y tranquilo ya que su Balance fue positivo, dejando una familia unida y todos sus hijos realizados en distintos campos profesionales, ya que su hija, Klaydex Marcela, es Ingeniero Químico en alimentos, de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, labora en una empresa de Alimentos de la región caribe, y su hijo Miguel Ángel, es Profesional de mantenimiento en maquinarias pesadas en una empresa minera de la Guajira, Egresado del Servicio Nacional de Aprendizaje, Miguel convive en unión libre con Carmen Benjumea y tuvieron su primer hijo y primer nieto de Juan Daniel, casualmente lleva el mismo nombre de su  abuelo “Juan Daniel” además hacen catorce meses tuvieron su segunda hija quien se llama Sarid Sareth.

Pero también deja un vacío muy grande en toda la familia ya que extrañamos su ausencia en este mundo terrenal. Pero también se va con la certeza de que siempre será recordado no solo por toda su familia, sino también por un sin número de personas que lo admiraron y lo tendremos siempre en nuestros corazones, y que además siempre resonará en nuestras mentes las melodías de su canción “El Andariego”, interpretada por Cornelio Reyna.

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