2 mil niños, niñas, adolescentes y familias fueron impactadas con el proyecto “Inclusión de culturas en la Guajira”
Las instituciones educativas y etnoeducativas del departamento de La Guajira son uno de los principales garantes del derecho a la educación de las niñas, niños y adolescentes, por esta razón, la ONG World Vision, a través del proyecto La Educación No Puede Esperar, promovió la participación e inclusión de estudiantes en todos los procesos de la vida escolar, permitiéndoles el acceso a los espacios físicos y culturales en los que se reconocen y se celebran los derechos de la niñez.
La importancia de la integración de cada miembro de las instituciones educativas y de las niñas y niños es de gran valor en la construcción y permanencia de entornos protectores libres de discriminación, los cuales se han realizado a partir de creaciones literarias elaboradas por los participantes del proyecto como cuentos, poesías e historias de vida que darán voz a las dificultades que trae consigo la xenofobia y la discriminación.
En los espacios de aprendizaje del modelo de aceleración realizados en Riohacha, los niños y niñas migrantes y de acogida aprendieron de manera lúdica y práctica la importancia de reconocer el idioma y las expresiones lingüísticas propias de cada cultura, esto por medio de dibujos, lecturas y elaboración de una cartelera.
La organización, espera seguir impactando a miles de personas que hacen parte de las comunidades educativas, Centro Transitorio de Solidaridad, en los municipios de Riohacha y Maicao, donde se implementa el Modelo Educativo Flexible Aceleración del Aprendizaje en el marco del proyecto ECW.
Estos espacios, también contaron con actividades lúdico-pedagógicas en temas de alimentación y nutrición también hacen parte de esa garantía de los derechos humanos de la niñez. Los estudiantes plasmaron mediante un dibujo varios platos típicos del departamento de La Guajira y de Venezuela, y se discutieron los diferentes alimentos que podían contener más nutrientes, vitaminas, entre otros, promoviendo una alimentación balanceada.
Por medio de actividades lúdicas e ilustrativas se busca contextualizar a las niñas y niños con todos aquellos alimentos que, además de saludables, están al alcance de sus posibilidades económicas. Algunas recetas propias de la cultura wayuu son ricas en nutrientes y de fácil acceso dentro de los lugares en los que viven.
El proyecto sigue fortaleciéndose para que cada niña y niño viva la vida en toda su plenitud mediante un desarrollo transformacional centrado especialmente en las necesidades de la niñez, como lo son la seguridad alimentaria y la educación.
El consorcio financiado por Education Cannot Wait y conformado por UNICEF, Save the Children, World Vision, Consejo Noruego para Refugiados (NRC) y Fundación PLAN, sigue trabajando de forma articulada para brindar educación a la niñez más vulnerable en nueve departamentos del país, promoviendo el retorno seguro a clases.