Uribia vivió con éxito la XXX versión del Festival de la Cultura Wayuu, que se llevó a cabo este 6, 7 y 8 de diciembre, encuentro que volvió a realizarse después de varios años y que regresó como una apuesta central de la administración encabezada por el alcalde Jaime Luis Buitrago García.

El mandatario había incluido en su plan de gobierno la recuperación de este evento como parte del compromiso por preservar los saberes ancestrales, fortalecer la identidad colectiva y devolverle al municipio un festival que históricamente lo proyectó a nivel nacional e internacional. “Recuperar este festival era una obligación moral con nuestro pueblo. La cultura wayuu es identidad, es fuerza y es memoria”, expresó el alcalde durante la inauguración. A su vez, la gestora social, Nancy Gómez, destacó que “este festival vuelve para unir a nuestras familias y para recordarnos que la tradición sigue viva, que debemos protegerla y enseñarla a las nuevas generaciones”.

El retorno de esta celebración fue posible gracias al esfuerzo de todas las dependencias del gobierno municipal, cuyos equipos trabajaron durante semanas para asegurar logística, seguridad, programación cultural y participación comunitaria. “Este resultado es una muestra del compromiso de nuestro equipo y el amor de la comunidad por su cultura”, señaló el alcalde Buitrago en el desarrollo del evento, donde se observó la articulación de todas las secretarías de la Administración del Progreso, especialmente la secretaría de turismo, cultura y deporte.

La programación comenzó el sábado 6 de diciembre a las 5:00 de la mañana con una ceremonia ritual de apertura realizada por miembros de la comunidad wayuu en la central turística. A las 9:00 a.m. se dio paso a la inauguración oficial con actos protocolares, y una hora después se abrió la feria gastronómica y artesanal, donde los asistentes disfrutaron platos típicos como friche, chivo guisado, arroz con camarón, entre otros sabores tradicionales. Durante este día también se llevaron a cabo actos ceremoniales, graduaciones tradicionales, agenda académica y un conversatorio étnico, mientras que en la tarde se realizó el desfile inaugural por las principales vías del municipio. En la noche, la plaza principal sirvió de escenario para la presentación de las Majayut y, posteriormente, para el concierto de apertura.

El domingo 7 de diciembre inició con juegos tradicionales wayuu, seguido de muestras y concursos de música, un conversatorio académico y una tarde dedicada a la danza Yonna. La programación continuó con presentaciones de talento de las Majayut, una noche de interculturalidad, una pasarela artesanal y un concierto popular que reunió a visitantes de distintos municipios del departamento.

El lunes 8 de diciembre abrió con una alborada étnico-religiosa que recorrió las calles del municipio. Más tarde, en el ‘Rancho Pa’, se realizó un desayuno típico entre Majayut, sabedores, jurados e invitados. En la comunidad de Jepirol se adelantó una carrera de caballos, y a las 11:00 a.m. se hizo un reconocimiento especial a las memorias culturales en la central turística. Durante la tarde, los jurados visitaron las enramadas de las Majayut y, al caer la noche, se celebró una eucaristía en la Iglesia Inmaculada Concepción en honor a la Virgen. La jornada avanzó con la velada de elección de la Majayut de Oro y cerró con un concierto de clausura.

La agenda musical contó con artistas como Mr. Black, Alex Martínez, Omairo Bueno, Song Wayuu, Orlan Sandoval, Haffit David, Natalia Curvelo, Cabeto, Zuleta, Win y Francisco Gómez. El cierre estuvo a cargo de Iván Villazón, Churo Díaz, Ricarena, Óscar Gamarra y Camila Gómez, quienes reunieron a miles de asistentes en un espectáculo que consolidó el regreso de este festival como una celebración de identidad y pertenencia.
Al cierre de esta edición aún no se conocía el nombre de la Majayut ganadora, información que podrá consultarse en nuestras plataformas digitales (web y redes sociales), y en la actualización de mañana miércoles 10 de diciembre, junto con más detalles de esta celebración que volvió a posicionar a Uribia como epicentro cultural del pueblo wayuu.






