“Es una vía hacia las oportunidades, hacia una educación digna y segura”: Genaro Redondo.
Nicole tiene 16 años y cada mañana se amarra los zapatos de su uniforme con la esperanza de que el día transcurra sin caídas, sin barro y sin tener que bajarse de la moto porque las llantas de atoraron en la arena.
Desde hace nueve años, su trayecto diario al colegio Familias de Nazareth, una institución ubicada en la comuna 4 de Riohacha, La Guajira, ha estado marcado por obstáculos, polvo, retrasos y dificultades causadas por el mal estado de la vía.
“El camino al colegio a veces parecía una prueba”, dice con voz suave mientras recorre, por enésima vez, la vía llena de tierra que conecta su casa con la escuela.
“He visto a mis compañeras caerse… a mamás con niñas pequeñas luchando por pasar. A veces me toca caminar con los zapatos llenos de barro, aunque los limpie antes de salir”.
La historia de Nicole es también la historia de casi mil estudiantes que han tenido que desafiar obstáculos para ejercer un derecho básico a la educación, pero todo eso empezó a cambiar el día que escucharon el sonido inesperado de unas máquinas y luego un grito que corrió rápido entre las paredes del plantel educativo y entre la comunidad: ¡el alcalde está aquí!
Ese día, Genaro Redondo, alcalde de Riohacha, llegó a cumplir con la promesa de la pavimentación de la vía, un compromiso adquirido con la comunidad y especialmente con las niñas del colegio, quienes durante años caminaron entre la arena, el polvo y el barro para llegar a clases.
“Escuchar a Nicole y a sus compañeras, ver la emoción en sus rostros, me confirma que esta vía no es solo es una obra llena de cemento, también es una vía hacia las oportunidades, hacia una educación digna y segura”, afirmó Redondo mientras caminaba junto a las estudiantes y mostraba el proyecto en marcha.
Para Nicole, este anuncio llegó casi al final de su etapa escolar. “Ya me falta poco para graduarme”, dice mientras observa las máquinas remover la tierra que tantas veces le impidió pasar. “Pero me siento feliz de saber que las niñas que vienen detrás de mí van a poder llegar a clase sin miedo de ensuciarse o de caerse. Van a tener una entrada digna a su colegio”.
En un país donde muchas veces las obras se vuelven solo cemento seco, la historia de Nicole recuerda que este tipo de acciones transforman realidades y son tan significativas, que permiten que una niña llegue a tiempo a clases, con los zapatos limpios y la frente en alto.