36. Entonces regresaron a comunicárselo. Y él dijo: —Ésta es la palabra que Dios pronunció por medio de su siervo Elías, el tisbita: “En la heredad de Jezreel se comerán los perros las carnes de Jezabel.
37. El cuerpo de Jezabel será como estiércol sobre la superficie del campo en la heredad de Jezreel, de manera que nadie pueda decir: Ésta es Jezabel”.
2 Reyes 9.
Continúa el juicio de Dios contra la casa de Acab y los reyes de Israel. Después de matar a Joram, Jehú asesina también a Ocozías rey de Judá, quien había venido a consolar a Joram de sus heridas que había recibido en la guerra contra los sirios. De hecho, Ocozías es hijo de Atalía, la hija de Jezabel, por lo que pertenece también al linaje de Acab.
Aunque Ocozías muere por el mandato que Jehú había recibido de Dios de exterminar a todo varón de la familia de Acab, es cierto que también pertenece al linaje de David. Por este motivo, su cuerpo es sepultado en la ciudad de David, junto a sus padres. Dios juzga al rey de Judá por haberse acercado y seguido a los caminos de Acab.
Jehú va directo a Jezreel para matar a Jezabel. Ella lo recibe en un lugar alto, pintada y ataviada con la dignidad de ser reina madre. No obstante, Jehú manda a los eunucos que se habían asomado, a echarlo abajo. Jezabel muere de la mano despiadada de un eunuco, por haberse levantado contra Dios.
Jehú atropella su cuerpo, y entra a festejar. Su cuerpo sirve de advertencia para el pueblo. Después permite que Jezabel sea sepultada, pero su cuerpo había sido devorado por las bestias, quedando solo su cabeza, pies y manos. Aún después de muerta, su cuerpo no ha podido ser sepultado. Jehú señala que es el cumplimiento de la Palabra de Dios. Aunque tardare en cumplirse, ciertamente los impíos son juzgados por Dios.
Amar o priorizar el dinero, el poder o cualquier otra cosa del mundo más que a Dios es idolatría. Una vida que busca a los ídolos está destinada a ser miserable. El camino del pecado, por más lujoso que parezca, lleva a la perdición. Dios llama y guía a su pueblo por el camino de la justicia. Podemos disfrutar del gozo eterno, al seguir el camino de la vida que Dios preparó a través de la muerte y resurrección de Jesucristo en la cruz.
Por lo tanto, lo correcto sería amar al Señor, quien desea lo mejor para nosotros y seguir Su Palabra.
Debemos seguir tomando decisiones que complazcan al Señor, sin tolerar ni siquiera el menor pecado.
Dios es paciente con el pecador, pero lo juzgará si no se arrepiente. Dios les guarde.
