
“Calma, calma, que no cunda el pánico.” – El Chapulín Colorado
En la doble fecha de partidos de junio y septiembre, culminarán las eliminatorias para el Mundial de Fútbol 2026. Colombia ha tenido un rendimiento mediocre en esta segunda mitad de las eliminatorias, perdiendo contra Ecuador, Bolivia, Uruguay y Brasil, y para colmo, empatamos con Paraguay jugando de local. Argentina ya está clasificada para el Mundial; Ecuador, a pesar de haber empezado con -3 puntos por una sanción, ocupa el segundo puesto; Uruguay es tercero, y Brasil (el peor Brasil) ocupa el cuarto lugar. Paraguay nos supera por un punto en la quinta posición. Nuestra selección está sexta en zona de clasificación gracias al número de plazas para Sudamérica: siete cupos directos y un repechaje. De diez selecciones, clasifican siete, lo que prácticamente le asegura a Colombia, aun jugando mal como viene, una plaza.
Bajo la dirección técnica de Néstor Lorenzo, Colombia disputó la final de la Copa América de Estados Unidos, estuvo invicta durante 25 partidos, y le ganó a Argentina y a Brasil en Barranquilla. La selección pasa por un mal momento y todos ahora nos las damos de técnicos, criticando a Lorenzo y a la selección. Cuando el equipo no juega bien o pierde, el culpable es el técnico, que estos días ha recibido palo físico de la prensa deportiva y de los aficionados; ah, pero cuando gana, el triunfo se lo atribuyen los jugadores. Qué frágil es la memoria de los aficionados.
En el fútbol mandan los resultados y, si no se obtienen, el técnico debe irse; ahí está el caso de Dorival Júnior (de Brasil). En realidad, los que juegan y ganan partidos son los futbolistas; el técnico lo que hace es planificar el juego y armar la estrategia, y pone a los jugadores que cree le van a cumplir su planteamiento táctico. Para ser justos, frente a Paraguay, la responsabilidad no se le puede achacar solo al técnico. Jugadores como Vargas, Lerma, Muñoz, James, Mojica y Ríos —la columna vertebral de la selección— no estuvieron a la altura y tuvieron un bajo nivel en el partido. Se portaron como “pechos fríos”.
Los últimos resultados no avalan una buena gestión del DT, con cuatro partidos perdidos; pero es que las otras selecciones también juegan para ganar. En el fútbol se puede ganar, perder o empatar, y no siempre se gana; a veces se gana jugando mal y otras veces, jugando bien, se pierde. El técnico pudo haberse equivocado en el planteamiento táctico, al no leer bien los partidos, no haber hecho oportunamente los cambios, o haber dejado en la banca a jugadores que merecían ingresar. Él es el técnico y quien toma las decisiones; puede equivocarse como humano, pero debe corregir los errores cometidos para revertir esta situación de ineficiencia en los resultados. Hay que ganarles a Perú y a Bolivia en Barranquilla para obtener el tiquete al Mundial. Incluso podemos quedar cuartos o quintos, dependiendo de otros resultados, lo que da igual, porque el objetivo es clasificar directamente.

“El palo no está para cucharas”, como para tomar decisiones a la ligera. Despedir al técnico a estas alturas, estando clasificados, no me parece la decisión más sensata.
Jugadores “pechos fríos” son los que no dan lo mejor de sí en momentos decisivos. Nos pasó con Argentina en la final de la Copa América, donde, a pesar de llegar mejor que ellos, perdimos. Contra Bolivia perdimos un partido increíble, a pesar de tener un jugador más durante la mayor parte del tiempo; contra Brasil caímos derrotados en el tiempo añadido después de haber logrado el empate, lo mismo que nos pasó contra Uruguay con un jugador más en nuestro equipo. Siempre nos falta ese “plus” necesario. Falta de amor propio por la camiseta, berraquera para triunfar, no ser rebeldes y tener el carácter, “huevos”, que se necesita en los momentos cruciales, cuando hay que darlo todo, incluso si toca cometer una falta para cortar el avance del rival. Es la falta de todo eso lo que al final termina pasándonos factura y perdemos.
Es una constante en nuestros jugadores no saber sostener un resultado, producto de la mentalidad y el ADN del futbolista colombiano, con excepciones como Luis Díaz, Falcao (que no está) y Jhon Jáder Durán, jugadores distintos que no se arrugan. Parecería que nuestros futbolistas están programados mentalmente para no ganar; alguien tiene que cambiarles el “chip”.
El partido de la reivindicación era contra Paraguay, jugando en casa, con estadio lleno y en el calor de Barranquilla, pero no pudimos derrotarlos a pesar de ir ganando 2-0. Con la victoria hubiéramos subido al tercer lugar de la tabla, ya que Brasil perdió y Ecuador y Uruguay empataron sus partidos. Colombia fue una selección “pecho frío” en ese partido.
Apoyemos siempre a nuestra selección, pero Colombia debe ir al Mundial con hambre de gloria, no simplemente a participar, sino a competir para ganar. Tenemos buenos jugadores.