LA BENDICIÓN DEL QUE ORA MIENTRAS ESPERA
1. “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí y oyó mi clamor”. Salmos 40.
El salmo 40 alaba a Dios por la salvación concedida y al mismo tiempo pide Su ayuda en la aflicción presente. El salmista se encuentra en aflicción, pero no busca su posible solución, sino que clama a Dios y espera Su ayuda. Las cosas cambian cuando Dios inclina Su oído a su clamor; le saca del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso de la muerte y pone sus pies sobre peña. Dios pone en él cántico nuevo de alabanza por Su salvación.
No solo el salmista temerá a Dios y confiará en Él, sino también todos los miembros de la comunidad de fe. La creación no es una simple herramienta, sino el arma más poderosa que es el canal de la obra y salvación de Dios.
El que ha experimentado la salvación y la bendición de Dios, no pone sus ojos en el soberbio ni en los que se han desviado tras la mentira, sino que confía solo en Dios. Dios aumenta sus maravillas en la vida de aquel que pone su confianza en Él. Al Todopoderoso no le agradan los sacrificios y las ofrendas nominales, sino la obediencia a Su Palabra de corazón.
A Dios no le agrada que cumplamos normas religiosas o la obediencia impuesta, sino la adoración y obediencia genuina, con gozo y voluntad de corazón. El fundamento de la salvación del que goza el pueblo de Dios es la misericordia y la verdad, concedidas por Su gracia. El pueblo que ha entendido que la salvación es por gracia, no solo la graba en su corazón, sino que abre su boca para anunciar esta verdad a muchos.
Dios escucha atentamente la oración del pueblo elegido y responde sin falta la oración de aquel que clama a Él esperando sin cesar en medio de un sufrimiento intolerable. Por eso debemos alabar a Dios y confiar en Él. Dios nos saca del pozo del pecado y de la muerte, y nos fortalece poniéndonos sobre una roca firme.
Por lo tanto, debemos confiar únicamente en Dios y alejarnos de los soberbios y de los que adoran ídolos. Debemos alabar cada día a Dios que nos llamó para que seamos Su pueblo, nos hizo justos acorde a Su plan y voluntad, y nos dio la gracia del milagro de la salvación. Dios responde al que espera orando y confiando en Él. Dios les guarde.