La Guajira tiene nombre de mujer, Olga María Álvarez Campuzano
La Guajira tiene nombre de mujer es una frase que muchos escritores han plasmado en diferentes artículos, la cual apruebo no solo desde mi ser sino desde el hacer. Formar parte de un territorio lleno de magia y encanto como nuestra amada Guajira es una responsabilidad mayúscula que adquirimos al formar parte de este ecosistema. La biodiversidad de cada mujer es el fruto de mezclas entre afros, indígenas y arijunas. Con mirada firme y soñadora, llevamos en nuestras mochilas el legado de generaciones. Con nuestra manta marcamos la determinación e identidad, somos la flor que adorna el universo.
Nuestra diversidad pluriétnica y multicultural entrelaza ritmos, sabores y colores que nos permiten mostrar la grandeza de nuestro departamento. Quince municipios en los cuales una mistura de raíces afro e indígenas evidencian los misterios y encantos en sus paisajes. La flora y la fauna se combinan, y disfrutamos todos los pisos térmicos. Lo cierto es que el desierto, la selva seca y la humedad de la montaña son el contraste que da vida a la mujer guajira: inteligentes, ingeniosas, valientes, emprendedoras y sorprendentes. Lo que, en síntesis, es hermosa, un resultado armonioso entre el norte, centro y sur del departamento.
La mujer guajira despierta emociones que envuelven sentimientos, y en los 90 años del Concurso Nacional de Belleza que se realiza en la ciudad de Cartagena, cada participante de nuestra tierra se roba las miradas y conquista escenarios que abren puertas de oportunidades.
Cada una de ellas ha hecho su mejor debut, dejando en alto y demostrando lo maravilloso y enigmático que se encuentra en nuestro departamento. Quienes amamos nuestro territorio añoramos vivir en Riohacha, nuestra capital. Su mar, el muelle, su arena y la hospitalidad de su gente nos despiertan conciencia. Shuchiimma, que en wayunaiki significa tierra del río, es donde todos somos “primos”. La primera avenida de Suramérica, privilegiada por su ubicación geográfica, es un agradable lugar para caminar con una vista al mar sorprendente, miles de artesanías para comprar y una variedad gastronómica incomparable.
Fue Olga María quien, entrelazando sueños y tejiendo esperanzas, logró visibilizar en todas sus formas un capítulo importante en la historia de Suchiimma.
Después de esta breve introducción, me sumerjo en mi opinión para exaltar la representación de la Señorita Riohacha en el Concurso Nacional de Belleza en sus 90 años, que tuvo lugar en la ciudad de Cartagena el pasado mes de noviembre. Olga María Álvarez Campuzano, una joven afroindígena, llegó pisando fuerte a la ciudad heroica. Siempre se destacó y mostró mil razones para ser merecedora del título de Señorita Colombia, estando siempre entre las cinco favoritas. Su estilo singular, gracia y belleza natural acapararon las miradas de todos, como lo hace nuestra imponente capital.
Esta bella mujer, digna representante de la ciudad de Riohacha, Distrito Turístico y Cultural, es enfermera de profesión y un ser humano encantador. Junto a su madre vivió momentos trascendentales en la ciudad de Cartagena. Darylis Campuzano, su madre y artesana, estuvo detrás de varios de los outfits que nuestra reina mostró, entre ellos los del video promocional cuando fue elegida Señorita Riohacha. Durante el Concurso Nacional de Belleza, las creaciones de su madre, para el desfile de traje artesanal, se inspiraron en Nohelia Mejía, reina vitalicia del Carnaval de Riohacha, y en el pilón riohachero.
El traje rindió homenaje al legado cultural de esta mujer y su lucha por conservar las tradiciones y mantener la identidad de nuestros pueblos. Máscaras inspiradas en el sol y la luna aportaban un aire místico al traje. Un turbante confeccionado en randas artesanales, con una variedad de tejidos y colores, enmarcó nuestra herencia africana y la influencia en nuestros bailes y ritmos. El pectoral, realizado en chaquirón, simulaba el color de las aves, mostrando la biodiversidad de nuestra Guajira. Las mangas evocaban la manta wayuu, con largos flecos amarillos que simbolizan los desafíos enfrentados por las comunidades indígenas en el desierto. La falda, en tonos azules, representaba la riqueza de Riohacha al ser bañada por el mar Caribe, mientras contrastaba con las problemáticas del agua en la región. Esta obra de arte fue realizada por su madre y titulada “El Eclipse Carnavalero de la Comay Pipi”, logrando el primer puesto en el desfile de traje artesanal.
Olga María Álvarez Campuzano, con su versatilidad y elocuencia, logró fijar metas claras y contundentes. Su cabello negro rizado y su sonrisa cautivadora le permitieron destacar entre las cinco mujeres más bellas de Colombia, entre 31 aspirantes al título de Señorita Colombia. Representó a Riohacha, su departamento y su raza afroindígena, desafiando obstáculos y convirtiendo los “no” en nuevas oportunidades.
No somos competencia, somos el complemento. Somos sal para el mundo, y lo que nos hace únicas es nuestra esencia. Con sentimiento cultural y de pueblo, esta es mi opinión para ti.
