LA BENDICIÓN DE QUIEN ESPERA EN DIOS

9. “Pues los perversos serán destruidos, pero los que confían en el Señor poseerán la tierra”. Salmos 37.
Al ver la prosperidad de los impíos sentimos que es en vano hacer el bien, pero no debemos envidiar a los malhechores, a aquellos que han alcanzado éxito acudiendo a formas injustas. Todos ellos serán cortados y se secarán como la hierba. Si nos deleitamos en Jehová, Él concederá las peticiones de nuestro corazón. Si encomendamos a Jehová nuestro camino y confiamos en Él, Él hará.
Aunque nuestra justicia esté oculta por ahora, algún día será exhibida como la luz del mediodía. Por tanto, dejemos de ver a los impíos que parecen prosperar en todo, para poner nuestros ojos en Dios que es siempre justo. Debemos andar por la senda que es justa y recta, aunque surjan muchas contradicciones.
Dios es justo; por tanto, la prosperidad de los impíos no durará para siempre. Ciertamente serán destruidos y no estarán más en su lugar. Por tanto, sería una necedad derrochar tiempo y enojarse por los malos que prosperan.
La ira y la queja nos pueden llevar al mal, y esta es la razón por la cual debemos quitarlas de nuestra vida. Si no nos alteramos y esperamos en Dios guardando silencio, pronto los impíos desaparecerán sin dejar rastro. Sin embargo, los que esperan en Dios heredarán la tierra y gozarán con abundancia de paz (shalom). La prosperidad de los impíos será solo momentánea y temporal, pero nosotros hemos puesto nuestra esperanza en el Dios Justo y nos enfocamos solo en hacer Su voluntad.
El salmista nos exhorta a no protestar ni envidiar a los malvados porque si confiamos y esperamos en el justo Dios, Él destruirá a todos los malignos a Su debido tiempo. Un fiel madura y confía en Dios manteniendo la calma y ora por el arrepentimiento y la salvación de los malvados.
Por lo tanto, debemos ser esa persona que espera en Dios, que ora con humildad, y que se regocija y da gracias en todo momento. Si anhelamos a Dios hasta el último momento, llegaremos a ser la victoria final y disfrutaremos en abundancia del gozo y de la paz del reino de Dios aquí en la tierra. El fiel debe esperar en Dios sin protestar por los malvados. Dios les guarde.