CELEBRACIÓN DE AGRADECIMIENTO Y ADORACIÓN
20. “La justicia, sólo la justicia seguirás, para que vivas y heredes la tierra que Jehová, tu Dios, te da” Deuteronomio 16.
Una abundante cosecha resulta de la bendición de Dios. Israel celebrará la fiesta de los Tabernáculos, después de la cosecha otoñal. Darán gracias a Dios y se regocijarán junto a los pobres. Servirán a Dios y al prójimo con todas sus fuerzas, conforme a la bendición que Él les haya dado, y gozarán de prosperidad por largos días.
Harán tabernáculos para habitar en ellos por siete días, para recordar la presencia de Dios por los cuarenta años en el desierto. Los varones hebreos se presentarán delante de Dios tres veces al año, en la fiesta de los Panes sin levadura, la fiesta de las Semanas y la de los Tabernáculos, pero no se podrán presentar con las manos vacías. Demos a Dios con gozo y con todas nuestras fuerzas, porque todo lo bueno viene de Él.
El líder que practica la justicia de Dios edifica a su comunidad. Los líderes del pueblo no pueden torcer el derecho para su propio beneficio, sino seguir solo la justicia (v. 20). Tomar soborno y pervertir las palabras de los justos es menospreciar a Dios. El soborno ciega los ojos del juez y llama pecador al inocente.
La vida y la prosperidad del pueblo de Dios no están en su poder militar, económico o en sus relaciones diplomáticas, sino en guardar la ley de Dios y hacer justicia. Si desechamos la justicia divina, para ir tras las ganancias injustas y servir a los dioses ajenos, perderemos el privilegio que gozamos hoy como pueblo del pacto. La obediencia es mejor que el sacrificio; y las acciones justas, mejor que el holocausto.
La fiesta de los Tabernáculos celebra la vida en el desierto de Israel y agradece la cosecha del año. Así, lo correcto es agradecerle a Dios, quien nos bendice con la cosecha, adorándolo voluntariamente y con gozo. Él no se fija en la cantidad de nuestra ofrenda, sino en cuán agradecido está nuestro corazón. Además, el amor por Dios se refleja en el amor expresado hacia el prójimo.
Por eso, debemos invitar a los marginados y débiles a celebrar juntos. También debemos demostrar nuestro respeto hacia Dios en el trabajo y en todas las áreas de nuestras vidas, no solo en la adoración o celebración. De este modo, se hará Su justicia en la tierra, a través de los fieles que cumplen con Su Palabra. Recordar la gracia de Dios y agradecerle es reconocer Su soberanía y potestad. Dios les guarde.