¿Qué pasa con los futbolistas colombianos?
Son tan buenos como los brasileños y argentinos nuestros futbolistas colombianos, pero en Europa no los tratan igual. Para valer más y ser preferidos de los técnicos, como que hay que hablar con acento argentino o tener el “inho” de los brasileños en el nombre y llamarse Danielinho, Jhoninho o Luisinho.
Si Daniel Muñoz, Jhon Durán, Jhon Arias o Lucho Díaz fueran brasileños o argentinos, sus pases valdrían muchos más millones de dólares que los que pagaron sus equipos. Pero son colombianos, los compran más baratos y les pagan menos. Luis Díaz hasta hace poco tenía uno de los salarios más bajos en Liverpool, pese a ser figura; lo mismo Jhon Durán en el Aston Villa. Ambos lograron demostrar lo buenos que son, con fútbol y goles, para conseguir mejor sueldo.
Será que le cuesta más a los nuestros ganarse el puesto en sus equipos, o los técnicos son más exigentes con ellos. Uno no entiende cómo a Lucho Díaz, con todo lo que juega y rinde en su equipo, el técnico Klopp lo banquea para poner a su paisano Gakpo de titular, cuando el colombiano tiene mejor desempeño y números que el de Países Bajos.
Otro caso es Jhon Durán, un delantero fenomenal suplente, que entra y hace gol. Tiene mejor promedio de goles por minutos que Mbappé y Haaland, titulares en sus clubes, a pesar de eso el técnico Emery no lo pone de delantero titular en Aston Villa.
James es un caso particular. Nadie discute su calidad para jugar al fútbol, rinde en la selección, pero no en clubes, donde no le va bien. ¿Y por qué? ¿Es su culpa que no rinda, o de los técnicos que lo dirigieron, excepto Carlo Ancelotti? Real Madrid lo compró por 80 millones de euros luego del mundial Brasil 2014, donde fue la figura y deslumbró al mundo con su magia; fue el goleador, marcó el mejor gol y mereció ganar el balón de oro, pero la FIFA metió mano y en una decisión criticada escogió al argentino Messi como mejor jugador y le dio el balón de oro inmerecido. El mundo futbolístico sabe y vio que el mejor futbolista del mundial fue el colombiano.
Su primera temporada en el Madrid fue muy buena, dirigido por Carlo Ancelotti, entrenador con el que no tuvo problema. Jugó después en Bayern Múnich, donde no brilló como se esperaba. Vuelve al Madrid y tiene problemas con Benítez y Zidane; entonces se dijo que era amigo de la noche, le gustaban las fiestas y no entrenaba bien. La afición de Colombia culpó a estos técnicos del fracaso de James en su segunda campaña en el Madrid.
En la Premier League, jugando para el Everton, volvió a cruzarse con Benítez, técnico español que nuevamente lo relegó al banco de suplentes, pero cuando jugó siempre demostró calidad y buen fútbol.
De Inglaterra se fue a Qatar, una liga prácticamente amateur. En Olimpiacos de Grecia parecía que retomaría su nivel futbolístico, pasó sin pena ni gloria; lo mismo en Sao Paulo, donde tuvo problemas con los técnicos Dorival Jr. y Zubeldía. Llega al Rayo Vallecano de España, un equipo mediocre de un barrio de Madrid que juega para no descender, y que no está a la altura de la clase de jugador que es JR10. El técnico Francisco no lo tiene en cuenta, no se sabe por qué.
Los problemas del jugador con varios técnicos plantean la pregunta de quién es el problema: ¿de James o de los técnicos? La respuesta puede estar en la actitud del jugador frente al trato paternal que le daban Ancelotti y Pékerman en Real Madrid y en la selección Colombia, donde ambos entrenadores lo consentían como estrella, mientras otros técnicos le exigían correr y sacrificarse más en la cancha, lo que no gustaba al jugador. James es responsable en parte de su situación actual; le ha faltado humildad y trabajo para adaptarse a los sistemas tácticos de los técnicos, en un fútbol actual más dinámico.
La FIFA es una mafia del fútbol que protege a jugadores y selecciones poderosas, como a Argentina y Maradona en México 86, y al Dibu Martínez en Qatar 2022. Si el gol de la “mano de Dios” lo hace un colombiano, o si un portero colombiano se pasa el premio por sus genitales, anulan el gol y por el gesto obsceno no le dan el premio de mejor arquero, como al Dibu en la última gala del Balón de Oro. Dicen que Vinícius Jr. no ganó el Balón de Oro por su conducta extradeportiva.
Jhon Durán y demás jugadores colombianos, no pierdan la humildad, entrenen duro, jueguen bien, hagan goles para que los técnicos los respeten. Ustedes no tienen la chapa de los argentinos y brasileños.