Por lo menos, no soy negra
Esa frase me la dijo una persona que se anuncia como antirracista (siempre hay que dudar de esas proclamas) especialmente cuando el principio del racismo es negarse ser afro (sabiendo que su origen se lo indica claramente). “Por lo menos, no soy negra” fue la frase que surgió en medio de una discusión de esas que el universo te pone a vivir para que se desvanezcan varias caretas.
Solo puedo decir que amo ser negra, soy rotundamente negra y si mil veces volviera a nacer, me elegiría siempre NEGRA. Es cierto lo que menciona Elizabeth Castillo “Colombia es más misógino que machista, y mas racista que machista” esencialmente nos ahoga el racismo, lapida oportunidades, condena, oprime y lo peor mantiene a una sociedad en estado de involución, en realidad, el racismo y cualquier forma de discriminación no – pega – no aplica, es raro, que en tiempos donde tanto se habla de diversidades aun no nos entendamos como diferentes y tampoco comprendamos el valor infinito del respeto por dichas diferencias.
Volviendo a la discusión con aquella persona, su defensa más efectiva en su imaginario fue el acto racista más inspirador para mí, si, su racismo me inspira, me impulsa, me moviliza. Por lo menos, soy negra y no racista, es mi respuesta. Por lo menos, no soy corrupta, dañina o prejuiciosa, sigo haciendo consciencia de mis imaginarios y trabajo en ser mejor ser humano, respetando las libertades en plural, sin acomodaciones, porque como dice Indhira Serrano quien defiende una causa porque le afecta no es activista, es acomodado, no tengo que ser o tener un familiar discapacitado para defender los derechos de las personas discapacitadas, es que no es porque me duela o afecte a mí, es porque merecemos un mundo libre de discriminaciones, y alejado de replicar practicas ortodoxas y deshumanizadas, en el que se argumenta de manera arrogante y conveniente la homofobia, el racismo, la xenofobia, gordofogia y cualquier tipo de necedad mental, que pretende aprobar lo que conviene y no lo que existe.
En estos tiempos de tantas narrativas de inclusión, diversidad, pluralidad pareciera que seguimos jugando a las mentiritas, a esa pesada costumbre de aparentar, de mostrarnos de una forma y ser de otra, de jugar a ser los más respetuosos, alternativos o mentes abiertas, pero seguir actuando como unos artefactos herederos de karmas excluyentes, negándose la oportunidad de cambiar, reinventar y trascender
En serio ya basta de vidas morrongas, en las que todo se valida de acuerdo a la conveniencia, deberíamos aprender a existir desde el marco de los derechos y la posibilidad de no limitarnos al ensimismamiento sino desde lo colectivo, bien lo ha afirmado William Ospina “Lo que le falta a Colombia, es que aprendamos a respetar las diferencias” de este modo, mi recomendación es que sigamos trabajando desde lo subjetivo por deconstruir cada imaginario social que nos aleja de lo humano, plural, incluyente y digno. Basta de racismos rancios que enferman espíritus y los hace esclavos de paradigmas algo pesados de llevar. Soy orgullosamente negra y amo cada parte de mi cuerpo y de mi origen, es hora de que los racistas paren de sufrir llevando una carga que les estorbará toda la vida.
¡Por lo menos, SOY FELIZMENTE NEGRA!