Democracia y diferencias antónimas
La democracia fundamenta y simboliza la paz en la unidad popular, el pueblo de carne y hueso, investido de facultades y atribuciones para autogobernarse y representarse, a través de personas que lideran actividades bajo parámetros reglamentarios en condiciones de igualdad. No deben prevalecer distinciones de favorabilidad, discriminaciones, limitaciones, ni mucho menos, vetos. La democracia es transparencia, libertad de opinión, desarrollo, acciones voluntarias, prácticas políticas y religiosas, justicia social, amor, solidaridad, unidad fraterna y oportunidades participativas.
Opacan, disfrazan y desdibujan el término democrático las dictaduras tiranas y absolutas, la imposición de adoctrinamientos ideológicos, las monarquías, la teocracia, el fascismo, las familocracias, mercadocracias, mafiacracias, entre otras. La democracia, para garantizar su fortaleza, debe sujetarse a principios y reglamentos que diseñen vías, direcciones y rutas coordinadas, implementando disciplinas, términos y predominio de la ética, moral y respeto a las diferencias de variados géneros e índoles.
La corrupción y la avaricia desgracian las democracias y las hunden en un precipicio, atrofiando el desarrollo y progreso colectivos. Las decisiones globales en democracia dependen de votaciones en asambleas populares o comités preestablecidos. Los liderazgos se ganan con participación, disciplina, empatía, solidaridad, respeto y compañerismo en acciones activas y positivas, que justifiquen vocación política, social, comunitaria, valoración, consagración, reconocimientos y surgimientos internos.
Es cuestionable que en los planteles educativos no se enseñen cátedras relacionadas con democracia, ética, moral, historia y corrupción; para que desde la infancia y adolescencia los jóvenes tengan la información y conciencia de lo bueno, malo y feo que nos rodea, generando beneficios u originando daños y perjuicios, abandono e indiferencias, como se vive en muchos territorios por la mala calidad de gobernantes, que lo único que persiguen en ocasión de mandato es el aprovechamiento de oportunidades y el acaparamiento de presupuestos, derechos y bienes públicos, asimilándolos como propiedad privada durante el término del periodo constitucional. Ignorar la historia da lugar a repetirla de manera negativa. La historia también nos sirve de ilustración y orientación, fundamentada y sustentada en antecedentes que transcienden, transforman y mejoran, en precedentes de utilidad común, generalizada, para materializar el futuro.
Las prácticas democráticas escasean y se repelen frente a las acciones y operaciones de muchos gobernantes que se apartan e ignoran los principios y objetivos democráticos, esquivando e incumpliendo deberes, compromisos y obligaciones populares, generando desacreditación, pérdida de confianza, frustraciones, inconformismo, apatía participativa y repudios populares permanentes; que causan desorden y violencia descontrolada.
La democracia no concibe represión, opresión, persecuciones ni exclusiones de mandatarios para castigar y someter adversarios y opositores. La democracia no puede asumirse como exclusividad de partidos, religiones, familias y personas mandantes, pues constituye un derecho natural y colectivo de las personas. Los atropellos generan protestas y rebeldías, que pueden conllevar a desestabilización por enfrentamientos con la fuerza pública.
Donde imperan dictaduras, no opera la democracia, por ser contraria al régimen dominante impositivo. Ejemplos patéticos en América Latina son las naciones de Cuba, Nicaragua y Venezuela, que están encastradas en obsoletas ideologías que, aunque pasadas de moda, aún aplican de manera desmesurada y atroz. Durante las décadas de los años 60 y 70, Centro y Sur América estaban gobernadas y acorraladas por dictaduras militares y socialistas, con excepción de Colombia, amparadas en cuerpos armados y manejos de poderes públicos sin independencia y subordinados al dictador, borrando garantías de libertad y diversión, sujetando a obediencias forzadas e injustas.
Las dictaduras, indiferentemente de las ideologías que las arropen, son perversas, dañinas e indeseables; por abusos y tiranías, menoscaban con vejámenes, violaciones de derechos humanitarios y crímenes. No todos los gobiernos de izquierda son dictadores; Brasil, Colombia, Chile y Bolivia son ejemplos. Tampoco han sido dictaduras, con excepción de Venezuela, las demás naciones de Suramérica, ni mucho menos en las naciones europeas, donde se ejerce la democracia, aunque pueda ser efímera o a medias. La repercusión judicial que castigó ejemplarmente a los militares golpistas y la falta de apoyo internacional aplacaron y erradicaron los golpes de estado, evitando su repetición en el continente americano.
En dictaduras, las mujeres son las peores víctimas, más restringidas y sufridas. Ignoro que alguna vez una mujer haya ejercido un gobierno dictatorial en el mundo. La mujer es la columna y el corazón del hogar familiar, pero está limitada en derechos de igualdad, como ocurre en naciones árabes, donde los padres negocian a sus hijas con ricos, niñas infantes. Las compran sin dignidad ni pudor, dejándolas viviendo con sus padres bajo patrocinios de atención, manutención y complacencias; atadas a una cadena perpetua, ahogando sentimientos, sueños y emociones en la vida cotidiana, privándose de hacer lo que desean debido a prohibiciones de libertad, que se castigan con torturas e incluso la muerte.
En el infierno de dictaduras vive Afganistán, después de dos años de haber sido abandonada por Estados Unidos. A las mujeres les han cortado derechos a movilizarse libremente, estudiar, reunirse en grupo, vociferar y leer en voz alta. Deben permanecer encerradas, cubriéndose con vestimentas desde la cabeza hasta los pies y solo pueden salir acompañadas de sus madres, hermanas o un hombre, ya sea padre, marido, hijo o hermano.
Es importante ejemplarizar el gran desarrollo de naciones bajas en corrupción y de alta calidad educativa, que estuvieron sumidas en la pobreza y hoy día han mejorado su estilo de vida, gozando de estabilidad familiar, económica y paz. Se han destacado varias naciones asiáticas, como Singapur, Corea del Sur, Vietnam, Malasia, Taiwán, Indonesia, India, Filipinas, China, entre otras, que han elevado su bienestar gracias a la amplia oportunidad participativa de sus habitantes; transformando la pobreza que padecían en riqueza material, invirtiendo en educación para crear, estructurar y tecnificar fuentes productivas, generadoras de servicios laborales, renta nacional y bienestar social. Nada bueno podemos lograr ni esperar sin conciencia de sentido de pertenencia, con indiferencia y abandono, sin educación de calidad, atiborrados de corrupción, ineficiencia, avaricia, egoísmo, insolidaridad, inmoralidad y conflictos armados internos.
Cuando el interés particular prevalece y pisotea el interés general, se violan derechos de igualdad y equidad por motivos de privilegios, exclusión discriminatoria; y cuando los gobernantes o mandatarios ejecutan acciones contradictorias y violatorias de la normatividad constitucional y legal, sin consultar al pueblo, por causas de corrupción, se da lugar a la ocurrencia de un antónimo democrático.