Edicion noviembre 5, 2024

LA ORACIÓN QUE HACE LA VOLUNTAD DE DIOS

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LA ORACIÓN QUE HACE LA VOLUNTAD DE DIOS

Pastor ICBF Riohacha - Robinson Mejía Iguarán
Pastor ICBF Riohacha – Robinson Mejía Iguarán

36. Y decía: “!Abba, Padre!, todas las cosas son posibles para ti. Aparta de mí esta copa; pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú”. Marcos 14.

La sabiduría y el poder para vencer tentaciones vienen de la oración. Ya cerca de su crucifixión, Jesús ora conforme era su costumbre. Los judíos suelen orar de pie, pero se postran rostro en tierra cuando tienen una necesidad muy grande. Jesús está postrado en tierra, llamando a Dios “Abba Padre”.

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Su alma está muy triste, hasta la muerte, por la extrema aflicción que tendrá que soportar, y ofrece ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al Padre que le puede librar de la muerte. Jesús pide que pase de él esta copa, refiriéndose al juicio de Dios por los pecados de la humanidad. Someterá su omnipotencia a la voluntad del Padre. Si oramos, Dios nos da fuerzas para obedecerle.

La mejor manera de no caer en la tentación es velar en oración. Jesús vence su extrema angustia, en vísperas de su crucifixión, con el poder de la oración. Si el corazón está dispuesto pero la carne es débil, entonces debemos velar en oración para que la voluntad del espíritu venza la carne.

Si Jesús oró tres veces es porque pidió poder para poder obedecer completamente y someterse a la voluntad del Padre. Después, les dice a sus discípulos: ”¡Levantaos! ¡Vamos!” (v. 42) y, con denuedo y convicción, avanza hacia la aflicción. Aunque el ambiente que nos rodea no haya cambiado en nada, la oración nos da fuerzas y denuedo para afrontar situaciones. Solo la oración nos da la voluntad espiritual para vencer las aflicciones.

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Un cristiano es alguien que vive como discípulo de Jesús. La vida de un verdadero discípulo derrota la carne con el Espíritu Santo. Y debemos orar despiertos, pues, aunque tengamos la voluntad, nuestro cuerpo no es lo suficientemente fuerte. Al hacer esto, nos iremos pareciendo a Jesús. Además, la oración del verdadero discípulo no busca hacer su voluntad, sino la de Dios con gestos de obediencia, para que Él obre a través nuestro. Para esto debemos someter nuestros deseos y opiniones a Su voluntad.

Esto se debe a que la oración no es un momento para confirmar nuestra voluntad ante Dios, sino que es para descubrir Su voluntad y obedecerla. Por ende, el secreto para vivir como Jesús se encuentra en la oración. Discípulo es aquel que se esfuerza en todo momento para parecerse al Señor y andar junto a Él. Dios les guarde.

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