El palpito y el sentir presagiaban en el corazón y en la mente de Adalberto Francisco Bermúdez Mendoza, un hombre que a comienzos de la década de los años 80, en sus sueños de probar suerte, buscar oportunidades y encontrar un mejor destino, estaban más allá de su pueblo natal, “Las Flores de María”, corregimiento del municipio de Dibulla, al oriente de Riohacha, capital de La Guajira. Su niñez y juventud quedaron marcadas como una huella imborrable en sus destapadas y polvorientas calles, con sus mejores recuerdos. Allí nació, el 28 de febrero de 1957, en el hogar formado por Adalberto Bermúdez Pérez y Luisa Mendoza Medina, ambos también oriundos de Las Flores.
En su trasegar recorrió muchos caminos a lo largo y ancho de La Guajira, y Las Flores, su pueblo natal, desde la boca de enea, en la desembocadura del río Tapias, caminando el ramal y mirando los campos floridos hasta llegar a la Troncal del Caribe, puerta de entrada de su pueblo, viendo pasar vehículos de arriba abajo y penetrando igualmente a Pénjamo en las estribaciones de la Sierra Nevada, con sus faenas diarias, experimentando en sus fértiles tierras agrícolas, productos de pan coger, variados frutos y producción bovina, actividades de emprendimiento que ejercía para lograr un mejor futuro y gozar de una mejor calidad de vida. Poco a poco, las posibilidades se esfumaban y el desespero se incrementaba en su inquietud de progresar y ser una persona independiente.
Su mentalidad positiva y confianza en sí mismo fueron su embrión anímico para retar y desafiar las circunstancias que, por muy difíciles que fueran, median su capacidad de resiliencia. Un diez de septiembre del año 1983, tomó la decisión por invitación de su tío materno, Lorenzo Mendoza, quien le pidió su acompañamiento a una de sus fincas para partir hacia el corregimiento de Loma, municipio del Paso, Cesar. Al llegar, el encanto y calidez de esa hermosa tierra lo sedujeron para establecerse allí y formalizar su familia, dándole un giro de 360 grados a su vida. Todo fue fortuito; en un abrir y cerrar de ojos, se ganó el cariño de la gente, encontrando su mentor y mayor padrino en el líder social y ganadero Víctor Jiménez, quien lo arropó, y a los meses de estar en la Loma, Víctor le propuso postularse para la Junta de Acción Comunal del pueblo. Con su apoyo dio su primer salto a la palestra pública en ese corregimiento.
Casado con Petra Mariano Cera, de cuya unión nacieron Steffi Lizeth y Ginella Yulieth. Sus hijos mayores fuera del matrimonio son: Keneth Carolina, Klauss Adalberto, Katiana Genith, Adriana Luz, Karol del Carmen, Alfredo Rafael, Adalberto Ángel y Shaira Daniela. Beto es el menor de tres hermanos, Alfredo y Luz Adriana Bermúdez Mendoza, quien falleció. Tiene 7 hermanos de padres. Sus estudios primarios los hizo en la escuela de Jacinta Chinta Lope Sierra, las Américas y la Divina Pastora, en Riohacha. Luego el bachillerato en el Liceo Nacional Almirante Padilla de Riohacha y terminó sus estudios secundarios en el colegio “José Eusebio Caro”, de Barranquilla. Hizo dos semestres de derecho en la Universidad Libre de Barranquilla. Para el año 1986 aspiró al concejo del municipio del Paso, Cesar, por el corregimiento de la Loma y fue elegido concejal para ese periodo, 1986-1988. Seguidamente repitió para el próximo periodo 1988-1990, siendo presidente de la corporación. Su buena gestión y confianza lo catapultaron y logró ser diputado en el Cesar para el periodo de 1992 a 1994.
Por algunas circunstancias y por su afinidad con el municipio de Cerro de San Antonio, Magdalena, dado que sus padres se encontraban viviendo en ese municipio y por lo delicado que estaba en esos momentos la violencia en el Cesar, se instauró en ese municipio y logró ser diputado del Magdalena para el periodo de 1997 al 2000. Posteriormente, aspiró al concejo de Cerro de San Antonio para el periodo del año 2001 al 2004 y logró la curul. También forman parte de su currículo en su experiencia de servidor público, secretario de gobierno de la alcaldía de Cerro de San Antonio para el año 2004 al 2005 e inspector de policía de la Loma desde el año 2007 hasta el año 2015, logrando así una gran trayectoria en la función pública en los departamentos del Magdalena y el Cesar.
Hoy la población de la Loma se convierte en el corregimiento más grande de Colombia, con más de 28 mil habitantes. En su crecimiento y desarrollo, Beto Mendoza, bautizado con ese apellido en la Loma por su parentesco con su tío Lorenzo Mendoza, ha sido uno de los impulsores del progreso y desarrollo de la Loma. Como tributo a esa gran labor social, política y administrativa, hoy la Loma, Cesar, en sus fiestas del 12 al 15 de julio en el festival denominado Samuel Martínez, le rendirá homenaje conjuntamente con su mentor Víctor Jiménez, gracias a su liderazgo, don de gente, capacidad de servicio, gestión y trabajo, bondades y potencialidades que lo reconocen y destacan para llevarse esa distinción.
Esos sueños de progreso que un día en Las Flores visualizó Beto Mendoza al lado de sus mejores amigos y parientes de infancia y juventud, tales como Wilmer “Ministro” Redondo Mendoza, Luis “Liqui” Redondo, Juan Bermúdez García, Ospicio Mendoza y Antonio Santo Mendoza, en sus travesuras de parrandas, jugando fútbol y viajando a Riohacha en los buses mixtos de Obispo Mendoza y Luis Suárez, o en su defecto en los buses mixtos de Wilson Moreu y Toño Mejía de Dibulla, hoy se han convertido en realidad en la Loma, Cesar, con sus otros amigos Víctor Jiménez, Geoberto Ruiz, Luis “Cachula” Martínez, Chíchalo Ortiz, Ignacio “Nacho” Gutiérrez, Jorge Nain y el actual alcalde Jesús Ortiz. En el municipio de Cerro de San Antonio también recibió ese espaldarazo y afecto de personas como Álvaro Ortiz, Tulio Vásquez y Edgar Fernández. Con esta pléyade de amigos, Beto Mendoza se constituye en el paladín guajiro que, con humildad, sencillez, servicio y liderazgo, se subió en lo más alto de la Loma, Cesar, y en el Cerro de San Antonio, Magdalena, para conquistar los corazones de su gente.