El aspecto inverosímil y macondiano que integra el centro de este articulo nos arrastra hacia un entramado de nociones ilógicas aterrizadas en una realidad que componen lo contradictorio del estado social derecho y su débil accionar frente al estado de cosas inconstitucionales, Uribía según el departamento nacional de estadística (DANE) es el segundo municipio a nivel nacional con los índices de pobreza multidimensional más altos, al tener claro este concepto lo primero que uno se imagina es que el acceso al agua potable, es, o debería ser gratuito, o en el peor de los casos de muy bajo costo, pero no, desafortunadamente no es así, es la más costosa del país, ahí si se podría decir que se está viviendo lo que muchos futuristas a nivel mundial predicen lo que supuestamente vivirá la humanidad en el los próximos siglos con referencia a la escasez de este tan preciado líquido.
En Uribía las garantías constitucionales que nuestra carta política expresa en su más mínimo significado son difíciles de encontrar, el agua potable por ser tan esencial para la preservación de la vida es lo más notorio dentro de los demás compones principales del mínimo vital, encontrar el agua más cara del país en el segundo municipio más pobre nos lleva a confirmar lo mal que estamos y lo fuerte que somos al soportar esto ¿Cómo pagar 35 mil pesos por un metro cubico de agua en un municipio tan pobre? Para cualquier economista seguramente responder esta pregunta sería supremamente complicado y poco creíble, pero no lo es, hace parte de una realidad desafortunada, porque ahí en Uribía con los fenómenos de migración debido a la problemática económica de Venezuela y la mortalidad infantil hacen de la situación algo más delicada conforme a lo que muchos pueden creer.
Pero lo peor de todo es que en Uribía la situación no pinta para bien, ahí los habitantes no saben a quién acudir pues la esperanza más reciente estaba situada en la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo, entidad adscrita a la presidencia mediante la ley 4147 de 2011, esta recientemente se vio empañada y relacionada con supuestos hechos de corrupción, es decir, algo que en algún momento pinto ser la esperanza o la luz al final del túnel, termino convirtiéndose en algo vergonzoso que guardo una relación e hizo mencionar a este municipio en los medios de comunicación más visuales en el país, por otro lado, está un alcalde (el cual pertenece al mismo grupo político que gobernó este municipio el periodo anterior) que seguramente si se le llega a indagar sobre lo que está ocurriendo en materia de agua potable se va escudar argumentando en que apenas va iniciando su gobierno. Sin embargo, Uribía ha sido uno de los municipios más visitados por el presidente Petro en lo que va de su gobierno, pero desafortunadamente para esta población aún no se logran ver reflejadas en la realidad las políticas públicas de su gobierno.
Aunque el metro cubico en el acueducto municipal situado en plena zona urbana tiene un costo de 8 mil pesos, la realidad que vive la mayoría de los habitantes es otra, pues debido a la poca capacidad de potabilización del acueducto la entrega de los metros cúbicos se da de forma muy tardía, con varias semanas de atraso, posteriores a la fecha del pago registrado en facturación, exceptuando a los pocos privilegiados que cuentan con relaciones sociales cercanas a quienes ordenan la distribución del agua potable. Debido a esto la mayoría de los habitantes recurre a la compra de los revendedores estipulando un aproximado de 30 a 35 mil pesos por cada metro cúbico, todo esto gracias a la urgencia que genera no poder contar con el líquido.
Ahora bien, saquen ustedes mismos sus cálculos, si esta situación se da en una zona en donde el acceso suele ser de más facilidad no solamente por las formas de alcance si no por su auspicio subsidiario-normativo por parte del estado de forma exclusiva para la zona urbana, pues es ahí donde se dan las grandes concentraciones de habitantes, entonces ¿Cómo será la situación de escasez en la zona rural? Por eso decía en la parte inicial de este artículo que, esta grave situación también se presta para reflexionar sobre lo fuerte que son los habitantes frente a esa escasez y lo admirable para solucionar la adquisición del agua con recursos escasos.
El valor del metro cubico en Uribía supero de lejos al servicio de agua potable en Simiti, departamento del Bolívar, la empresa que suministra el líquido ,COOAGUASIM, cada cuatro días provee el líquido por un periodo de 2 horas, estas sumadas en su totalidad son 24 horas cada 30 días, dando un valor promedio o aproximado de 40 mil a 120 mil pesos, mes, esto comparado con el valor de consumo mensual en una casa promedio de Uribía es solo el 9% de lo que se paga, pues el promedio de pago para el uso y disfrute del agua potable en zona urbana es cercano a los 900 mil pesos cada mes, porque en un hogar compuesto por una familia común el consumo aproximado es de un metro cubico/día, esto por supuesto es menor al costo en zona rural.
Mientras hay zonas del país como en Cajicá-Cundinamarca donde en el 2022 los líderes cívicos elevaron la voz de protesta, el recibo del servicio de agua entre estratos uno y dos llego en 60 o 70 mil pesos siendo estos, sitios en donde seguramente hay más posibilidades de adquirir un empleo y acceder a la educación superior, comparados con las vicisitudes que se viven en la zona urbana y rural de Uribía son casos de poca monta.
En esta parte del país los problemas sociales son de nunca acabar, aquí los dirigentes se despiertan con 100 problemas, solucionan 5, y al día siguiente se levantan con 200 más, pero encima de eso está la perla ineficaz de la inversión estatal que llega desde Bogotá con las uñas largas a usufructuar el recurso publico estableciendo soluciones corto plazistas para que la necesidad no muera, esto parece una reflexión sesgada y agresiva, pero desafortunadamente hace parte de la realidad, la impresión que da, es que no se busca acabar con el problema, todo lo contrario. Mientras tanto algunos guardan la esperanza argumentando que al presidente le quedan casi dos años para que por lo menos inicie la construcción del hospital de Nazaret, la universidad indígena, el aeropuerto internacional del alta guajira y el mega acueducto, amanecerá y veremos, por el bien de esta región tan sufrida esperemos se de, pero, si va llegar acompañada de la corruptela bogotana mejor que no.