1. ¡Jehová, Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra! ¡Has puesto tu gloria sobre los cielos!
9. ¡Jehová, Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra!
Salmos 8.

Los cielos y la tierra están llenos de la gloria de Dios. Este salmo comienza y termina alabando el maravilloso nombre del Señor sobre toda la tierra (vv. 1, 9).
El salmista alaba a Dios de manera indirecta, resaltando la grandeza divina reflejada en la creación del hombre. Cuando menciona en el canto: ”De la boca de los niños y de los que aun maman, fundaste la fortaleza de tus enemigos […]”, significa que Dios da poder a los más débiles para que puedan vencer a sus enemigos, un principio que se aplica a los hombres (v. 4). El salmista observa los cielos, la luna y las estrellas, intentando dimensionar el infinito universo creado por Dios; y, al considerar al hombre, entiende que no es más que un diminuto polvo de la tierra, en comparación al vasto universo. Aun así, Dios tiene memoria del hombre y lo visita.
Dios creó al hombre un poco menor que Él (Elohim, en hebreo; v. 5). La Reina Valera (1960 y 1995) traduce Dios (Elohim) como ángeles. El salmista alaba a Dios por la grandeza que rodeó la creación del ser humano.
Dios coronó al hombre de gloria y de honra (v. 5), para que gobernara la creación en Su lugar con un rol de rey; le dio la potestad para enseñorearse sobre los peces del mar, las aves de los cielos, las bestias y toda la tierra (Gn. 1:26-28). Sin embargo, como fue creado del polvo de la tierra, al polvo volverá.
El nombre de Dios es hermoso y digno de ser alabado por toda la creación. Sin embargo, alabar Su nombre también es una gracia Especial que Él le concede al hombre. Cuando Él creó al ser humano, no lo hizo perfecto, para que pudiera enfocar su mirada en el Creador y publicar Sus alabanzas ( Isaías 43:21).
Como representantes de Dios, recibimos la autoridad de gobernar. Por lo tanto, debemos utilizar este poder de acuerdo con Su Palabra y voluntad. Debemos ser fieles que triunfan con el nombre de Cristo, quien será alabado en todo el mundo. El deber del fiel es alabar el hermoso nombre del Creador. ALABEN AL CREADOR. Dios les guarde.