Todos somos potenciales víctimas de un atraco ante la situación de inseguridad que vive Riohacha. Nadie está a salvo y a cualquiera puede pasarle. El sábado 16 de marzo para atracarlo mataron al cantante Jaime Molina y acabaron con los sueños de una joven y prominente figura del vallenato que iba imparable hacia la cima del éxito musical. Jaime trabajaba para salir adelante en la vida, era alegre, carismático, emprendedor, muy apreciado entre sus amigos y colegas del medio artístico y por todo el que lo conocía o trataba. La tragedia que enluta a su familia se siente como propia porque quien es padre sabe que nada duele más que la muerte de un hijo, más cuando fallece a temprana edad de 35 años como la de Jaime.
Impotencia, indignación y repudio causaron este execrable crimen que conmociono a Riohacha, cometido por unos desalmados que no contentos con despojarlo de sus pertenencias le quitaron la vida. Dios no los perdonara y creo que el diablo tampoco. La solidaridad de toda una ciudad se expresó en el multitudinario homenaje rendido a Jaime en el parque Federman, después miles de personas acompañaron el cortejo fúnebre hasta su última morada en el Cementerio Central donde se vivieron escenas de llanto y dolor de familiares y amigos, y el pueblo levanto su voz de protesta clamando seguridad y justicia para que este crimen no quede impune y sea uno más en las estadísticas de muertes violentas de Riohacha. La ciudadanía está alarmada y sumida en el miedo, y se siente insegura e indefensa ante la creciente delincuencia que azota la ciudad.
La seguridad ciudadana es responsabilidad del Alcalde como Jefe de la Policía. Cierto que no puede ponerse un policía a cada persona para que la cuide, pero no por eso la Policía puede dejar de cumplir su obligación de salvaguardar la vida y demás derechos de los ciudadanos, bajando la guardia ante los bandidos. Su deber es hacer inteligencia y prestar vigilancia efectiva para prevenir y combatir la delincuencia. Le corresponde estar atenta y vigilante en las calles y barrios de la ciudad. Riohacha nocturna es una ciudad fantasma que asusta, la gente ya no se sienta en la terraza y prefiere encerrarse temprano en su casa por temor a que afuera la atraquen; las calles desoladas ayudan al bandido en sus fechorías, y no se ve a la Policía patrullar de noche. Si oímos el ruido de una moto el susto es tremendo. Cunden la zozobra, el pánico y el miedo en la ciudad.
El Alcalde mayor y la Policía de Riohacha tienen que hacer más por la seguridad, la convivencia y tranquilidad ciudadana, que al fin y al cabo es su función. Se necesita un plan de seguridad que vincule a las autoridades, la sociedad civil y el sector privado; a los comités cívicos de barrio, juntas de acción comunal, empresas privadas de vigilancia y redes de cooperantes, para en un trabajo conjunto coordinar, articular y ejecutar las acciones necesarias en la lucha contra la delincuencia.
La ciudad requiere más CAI, mas cuadrantes de Policía, aumento del pie de fuerza y número de patrulleros motorizados; tecnología instalando más cámaras por toda la ciudad; equipos de comunicación modernos, contar con más CAI´s móviles, entre otras acciones que se deben poner en marcha. La sociedad civil también juega un papel fundamental en una estrategia de seguridad colaborando con información, denunciando el delito, siendo solidarios y no dar papaya. Cada ciudadano debe ser un Policía y el gobierno debe facilitar que pueda comprar un arma para defensa personal, pues mientras el bandido anda armado y sin salvoconducto el ciudadano de bien esta inerme y a merced del delincuente.
Nada puede hacer quien es víctima de un atraco amenazado con un arma. No debe resistirse para salvar su vida que es el bien más preciado, por eso a mis hijos los tengo advertidos de que en caso de un atraco no se hagan matar por un celular o cualquier cosa que el ladrón quiera robarles, las cosas materiales se compran pero la vida no tiene repuesto.
Pasaron varios días desde la muerte de Jaime y aun no se conocen los autores del crimen. La ciudadanía exige de las autoridades la pronta identificación y captura de los responsables para su judicialización. Urge que las autoridades implementen una estrategia de seguridad integral y eficaz de lucha contra la criminalidad. Dios mío que inseguridad la que vive Riohacha, todos estamos con el Cristo en la boca.
