El día de ayer, abordo de una avioneta camino a Barranquilla, apreciaba por la ventana de la misma, la inmensidad del cielo y la maravilla de la tecnología, pero esto trajo a mi cabeza una serie de pensamientos y entre ellos me acordé de mi amigo Armando “Champion” Garcés cuando él en sus predicas pregunta “¿Cuántos de nosotros agradecemos a Dios cuando vivimos momentos de dificultades?”, y la respuesta a esto es casi nadie para no decir que nadie y eso es muy cierto, mientras gozamos de privilegios y mientras la ciencia avanza el ser humano tiende a alejarse más y más de Dios, olvidándonos de quién nos da toda las sabiduría, el conocimiento y los bienes de los cuales disfrutamos, con esta reflexión quiero hacerle un llamado de atención al lector de este prestigioso medio y parte de éste cuestionamiento, ¿Qué tan diferente fuese el mundo si colocáramos primero a Dios?, hay algo muy particular y es que superada la edad infantil y la etapa de religión en el colegio, olvidamos el orden de los mandamientos, que diferente sería si siempre tuviésemos en cuenta, que predomina en su orden “Amar a Dios sobre todas las cosas”, hoy te invito a acercarte más a Dios, tú, si tú que me estás leyendo, te digo que Dios te está esperando, que no importa cuánto conocimiento tengas, que no importa tus riquezas, al final no te llevarás nada, recuerdo a mi papá cuando decía “yo siembro para el cielo” y ese es hoy mi más grande herencia, sin importar lo que la gente piense de ti, haz el bien siempre y siembra para el cielo, siembra para la vida eterna y te garantizo que nunca te faltará nada porque de Dios viene una paz que sobrepasa todo entendimiento.
Quiero confesarles que en los últimos años he afrontado muchas dificultades y siempre que dormía, bien fuese de tarde o en la noche, me levantaba a las 3:33 y me acordé de un aprendizaje en la iglesia católica y es que cuando estábamos niños siempre nos preguntaban ¿Cuál es el número telefónico de Dios?, y a eso respondíamos “Jeremías 33:3”, hoy te quiero regalar esa cita bíblica y te invito a apropiarte de la misma.
Para finalizar, quiero hacer algo muy especial y es dedicarle este escrito a Dios, nuestro dador de vida, a mi mamá, a mi esposa e hijos, a los sacerdotes Esneider, Jainer, Juan Manuel, Armando y Jeferson, y a “Champion”, a quienes hoy debo agradecerles mi renacimiento, realmente vale la pena volver a nacer en el EVANGELIO y no me avergüenza reconocer mi amor hacía Dios.
1 Pedro 4:11 “¿Has recibido el don de hablar en público? Entonces, habla como si Dios mismo estuviera hablando por medio de ti.