Edicion octubre 7, 2024

El discípulo con una fe como un grano de trigo

El discípulo con una fe como un grano de trigo

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  1. Jesús les respondió diciendo: — “Ha llegado la hora para que el Hijo del hombre sea glorificado.

  2. ⁠De cierto, de cierto os digo que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo, pero si muere, lleva mucho fruto”…

  3. “Ahora está turbada mi alma, ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Pero para esto he llegado a esta hora”.

Juan 12.

Pastor ICBF Riohacha - Robinson Mejía Iguarán
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Más que una tragedia, la muerte de Jesús fue una honra. Jesús les dice a los griegos judaizantes que ha llegado la hora para que el Hijo del hombre sea glorificado (v. 23). Así describe Jesús el día de su muerte como un día glorioso, en el que el propósito de su primera venida será cumplido. Su muerte en la cruz será gloriosa, por cuanto rescatará a toda la humanidad de sus pecados.

Por medio de la parábola del grano de trigo que cae y muere para dar fruto, nos enseña a caminar por la senda de la cruz. Esta parábola se cumple primero en su vida, pero también, en la vida de todos sus discípulos. La fe nos lleva a seguir la cruz; y la senda de la cruz trae honra.

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La cruz es el castigo más cruel utilizado por el hombre en toda la historia. Son pocas las instancias en las que Juan describe la angustia de Jesús. Incluso, en los capítulos 18 y 19, que tratan sobre la pasión de Cristo, se diferencia de los evangelios sinópticos, porque se omite la oración del huerto de Getsemaní.

Pero en el 12:27, Jesús se siente angustiado antes de tomar la cruz y, aunque desea que Dios le libre de esa angustia, esta es aplacada por el llamamiento de morir para darle la salvación integral a toda la humanidad. El pueblo, mientras tanto, espera un libertador político; pero el propósito del Mesías es vencer a las potestades del maligno con la cruz.

Jesús es el Hijo de Dios, quien cargó voluntariamente con la cruz del sufrimiento, para salvar a la humanidad, así como un grano de trigo que muere al caer al suelo. Del mismo modo, servir a Jesús es recorrer el camino de la cruz con una obediencia voluntaria. Cuando nos convirtamos en granos de trigo que dan vida, y sigamos su camino en silencio y orgullosos de la cruz, salvaremos nuestras almas y tendremos una vida que Dios aplaudirá.

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La cruz no es una derrota vergonzosa, sino que es el poder de Dios que nos da la salvación (1 Corintios 1:18). Así mismo, el camino de la cruz es la manera de obtener el fruto del verdadero gozo y vida. Por lo tanto, no podemos esperar la gloria de estar junto a Jesús, si ignoramos el camino de la cruz que avanza junto a Él.

Si tenemos una fe firme como un grano de trigo, tendremos el poder para vencer las batallas espirituales y daremos frutos de vida. Dios les guarde.

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