Un año bisiesto es un año dotado de un día adicional al término del mes de febrero (29 de febrero) y que ocurre una vez cada cuatro años regulares. Este día “extra” reúne las fracciones de tiempo que sobran de los cuatro años anteriores, dado que en el calendario tradicional un año consta de 365 días y no de los 365 días con 5 horas 48 minutos y 45,10 segundos que establece el año solar o tropical calculado astronómicamente.
El tiempo tiene una esencia mística que nos conduce a la relatividad o a la eternidad, a la profundidad o a la trivialidad, no sabe de muchas explicaciones, no se mueve con la simpleza de la razón, nos conduce a vivir y sentir de la manera más amplia, nos invita a una conexión espiritual que nos lleva a trascender.
Año bisiesto de complejidades y sorpresas, dos meses del año 2024 que han representado el inicio de muchas cosas, cambios y desafíos, en lo político, lo social, lo económico o lo cultural, vemos que hay muchos movimientos unos que nos agradan otros no tanto, sin embargo, eso es la vida, existir en plenitud desde el gozo o el dolor, el año bisiesto va a toda prisa, parece querer llegar a muchas estaciones con la rapidez de la modernidad, en la que el afán parece ser la cotidianidad y la muy “mala” normalidad, corremos por todo, sentimos ansiedades, la era del consumismo y de la acumulación nos ahoga.
El año bisiesto nos da un día más, para vivirlo al máximo y ojalá con la pausa merecida, la que nos lleve a pensar y repensarnos, a tratar de coger el mínimo y darle las bondades necesarias a nuestro cuerpo, a nuestro ser, ya basta de los estallidos de ansiedad, las somatizaciones y los estremecimientos que nos ponen al filo de la orfandad espiritual, de las depresiones y del agotamiento extremo que inevitablemente nos enferma.
El tiempo agitado nos moviliza, no nos deja opciones, sino la de movernos para no quedarnos entre maratones que vive e inventa la humanidad. Tenemos 366 días para no morir entre intentos, sino ser felices entre logros, año bisiesto que trae sus misterios y sus mensajes, año en el que se han visto índices de violencias e inseguridad incrementados, desastres naturales, guerras perversas, impacto climático al planeta; en definitiva, no es que tengamos un panorama tan esperanzador, a veces es más desalentador que inspirador, sin embargo, que el tiempo, nos regale el poder de transformar realidades nubladas por otras más soleadas.
Un año bisiesto para apropiar el infinito significado del tiempo, no solo desde lo cuantitativo sino desde lo profundo y místico. El aquí y el ahora, el amor por el presente y la renuncia a la ansiedad del futuro o el dolor del pasado es la importancia del ahora lo que nos debe mover, en medio de la inmediatez de muchas cosas y la materialización incluso de lo más puro, tenemos la oportunidad de retornar al SER, a la esencia, a lo fundamental, porque hay muchos millonarios que son pobres porque tienen dinero, pero no tienen tiempo, salud, amor, paz, alianzas, intimidad, libertad.
Año bisiesto de esperanza reaprendida, de valoración de lo que tenemos y menos amargura por lo que no tenemos, un tiempo extra para potenciarnos, bendito 29 de febrero de un año par que promete traer sorpresas y motivos para seguir existiendo.