Recientemente culminó una época que tiene una especial connotación para la humanidad. A mi hijo y a mi nos encanta y nos lo recordamos continuamente, especialmente en la Navidad del 2023, dado que sus cinco años llegaron de forma contundente para ponerme de presente cuán rápido está creciendo en tamaño y sabiduría, frente a mis ojos. Desde hace años asocio esa fecha con maravillosos reencuentros. Desde muy lejos llegan quienes no viven en Riohacha, y con quienes por mucho tiempo se ha anhelado un abrazo, un espacio de comensalidad, una caminata o simplemente una larga conversación para ponerse al día. Así sucedió recientemente con uno de mis más queridos grupos de amigas llamado: Las Pura Bulla. Posterior al dos de febrero, fecha insigne para nuestro pueblo devoto, y en el marco del cual también nos reencontramos cada año en casa de la muy querida familia Pugliese Chassaigne, decidimos que nos reuniríamos la tarde siguiente en el Parque Padilla y de allí saldríamos a caminar. Nuestro mensaje motivacional para acudir masivamente a la cita de nuestro esperado reencuentro iniciando el año 2024 fue que anhelamos que nuestros hijos crezcan sabiendo que son amigos y que pueden contar los unos con los otros, aunque no se vean continuamente.
Sabíamos que todo podría pasar como en ocasiones efectivamente ha sucedido y de allí la peculiar denominación de nuestro entrañable grupo de amistad: Las Pura Bulla. Mismo que nos ha acompañado desde hace más de veinte años cuando nuestro mutuo cariño y los lazos de familiaridad entre nosotras, se fueron convirtiendo orgánicamente en un grupo frecuente o “combo” donde se tejen y fortalecen constantemente, irrompibles lazos de sororidad.
La legendaria Michelle Obama, ex primera dama de los Estados Unidos de Norteamérica en su alucinante libro: Mi historia, enuncia estos espacios de encuentro en el que confluyen mujeres como el: “puerto seguro de sabiduría femenina” y cuan de acuerdo estoy con ello. En nuestro caso, también ha sido un puerto de afecto, de compañía, de consuelo, de buen humor, de servicio, de apoyo en momentos de dificultad y de bendición para la vida personal y familiar de todas. “No sé qué haría sin mis amigas. Tengo amigas luego existo. Me hacen más fuerte, me hacen más inteligente, me hacen más valiente, me llaman la atención cuando necesito entrar en razón”, expresa con profunda convicción la aclamada actriz hollywoodense Jodie Foster en una entrevista viral que circula en redes sociales.
Miro hacia atrás y allí en ese lugar del corazón donde se depositan los tesoros de la memoria, hallo un repositorio sublime de bonitos recuerdos: La despedida de soltera de Iracema Pugliese en un hostal en Palomino durante tres días en 2014, la despedida de soltera de Diana Meza en el Hotel Waya en 2014, el matrimonio de Maykel Aguilar en 2011, el increíble cumpleaños de Marjorie Zabaleta celebrado en el patio de mi casa, los legendarios festivales de Manaure que hemos disfrutado desde 2002, con sus respectivos reinados, siendo ese tal vez, el más remoto referente temporal de nuestros gratos momentos. También las cenas de despedida en honor de quienes partieron en búsqueda de nuevos rumbos, oportunidades y escenarios en su momento, a Londres, Estados Unidos y Alemania y por supuesto el concurrido, divertido e inolvidable Baby Shower para mi hijo y para mí, en el Restaurante Carneros, al que asistieron mi mamá y mis tías en marzo de 2018. Lo anterior por enunciar solo algunas fechas especiales pues han sido innumerables los bellos momentos compartidos.
Al lado de esos memorables instantes, también están los anhelos de aquellos espacios que no hemos tenido y de allí nació el nombre que nos ha acompañado desde entonces de: “Las Pura Bulla”, pues hemos planeado todas las aventuras posibles para celebrar nuestra amistad sin embargo muchos de esos planes no se realizaron y al final se terminó haciendo lo que estuvo al alcance de nuestras posibilidades personales, laborales, académicas y familiares. En los inimaginables senderos de la vida y con el inexorable transcurrir de los años, las prioridades se han reconfigurado en razón de la maternidad, el matrimonio u otros factores, y esto lo hemos aceptado con todo el amor, la paciencia, la empatía, y la gratitud que ello implica.
También hemos estado juntas en momentos tristes y de aislamiento como pasó en 2020. Por eso nuestras video llamadas en pandemia fueron cruciales para mantenernos sintiendo la cercanía común aún en medio de aquel encierro obligatorio. Y de todo ello, de los momentos felices y de los no tan felices, se ha nutrido también nuestra entrañable amistad. Quizás esto último nos ha enseñado a valorar aún más, la forma como nuestra relación ha crecido hasta llegar a ser lo que es hoy: Un espacio amoroso, seguro, sensato de risas, compañía, afecto, reconocimiento, apoyo y sabiduría.
Quizás la nostalgia nos embarga un poco, pues este año nuevamente, algunas de nosotras tomarán nuevos caminos lejos de Riohacha. Sin embargo, seguiremos adelante conservando nuestro trascendente lazo sororo, el que sabemos es indestructible, pues como sucede con el amor, la amistad verdadera nunca deja de ser. Dios bendiga los puertos seguros de sabiduría femenina como el de somos nosotras Las Pura Bulla, en los que cada mujer del planeta puede crecer, compartir, recibir apoyo, ayudar a otras y ser mucho más feliz, pues de ello también se nutre la vida. ¿Cuál es el tuyo?.