Edicion octubre 7, 2024

Uribe, Patriota. Quintero, Villano

Columnista - Fabio Olea Massa

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Columnista - Fabio Olea Massa
Columnista – Fabio Olea Massa (Negrindio)

Pocos exgobernantes gozan del cariño de sus conciudadanos más allá de sus mandatos. Álvaro Uribe, sin lugar a dudas, es uno de ellos. Este gran colombiano ya está inscrito en las páginas de la historia de Colombia como su mejor Presidente.

Hace pocos días, vimos cómo en dos vuelos a Montería los pasajeros expresaron su simpatía al Presidente Uribe y su rechazo al exalcalde Quintero de Medellín. ¿Cómo se explica eso? La respuesta es obvia: el primero es recordado con gratitud como buen gobernante que fue, mientras que el segundo fue un pésimo alcalde.

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Colombia, antes del primer periodo de Uribe, era un país invivible; ¿se acuerdan de las pescas milagrosas? Viajar por carretera era una odisea con el temor de que la guerrilla secuestrara a uno en cualquier retén. La inseguridad reinaba en la ciudad y el campo; estábamos prácticamente en manos del poder de los bandidos.

Medellín era una ciudad próspera, modelo de planificación urbana y de cultura ciudadana; organización y eficiencia administrativa para mostrar al mundo. Después de la tenebrosa época de la violencia dejada por el cartel de Medellín, la ciudad se recuperó en todos los frentes, pasando a tener los mejores indicadores sociales y económicos; un paraíso para vivir, con la gente más educada y emprendedora. EPM, una empresa pública del municipio, era de las más eficientes del mundo y orgullo de los paisas.

Uribe llegó a poner orden con su política de “seguridad democrática”, dando un papel más activo a la sociedad y a los órganos de seguridad del Estado para combatir a los grupos insurgentes y otros grupos ilegales que atentaban contra la paz ciudadana y la institucionalidad del país.

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Durante su gobierno, él recuperó la seguridad. Los grupos ilegales sufrieron los más duros golpes militares. La inversión extranjera creció, la economía se recuperó con la reactivación de sectores importantes como el turismo, la agricultura, las exportaciones, produciendo desarrollo económico; la gente volvió a sus parcelas, las aerolíneas aéreas y el transporte terrestre mejoraron sus ingresos. La Política de seguridad democrática nos devolvió un país casi perdido antes de Uribe y eso lo aprecia y valora el pueblo, de ahí el cariño para con el expresidente.

En contraste, Daniel Quintero “Pinturita” recibe el rechazo no solo de la gente de Medellín sino del país entero por su petulancia y la mala administración de la ciudad durante su nefasto gobierno. Las expectativas de un cambio favorable para Medellín por su condición humilde; cómo ganó la alcaldía, su historia de vida, por venir de abajo socialmente, ser profesional de Universidad pública, lo que hizo para estudiar y superarse, pronto se desvanecieron ante sus ambiciones personales que lo descubrieron como alguien que gobernaba para él y sus amigos; de espalda a las necesidades de la ciudad, abusando del poder, derrochando los recursos públicos, dándose una gran vida y utilizando la joya de la corona EPM como su caja menor, convirtiéndola en un fortín politiquero. El mismo pueblo que lo llevó al triunfo pronto reaccionó en su contra, solicitando su revocatoria del mandato al primer año de gestión. Durante su mandato fue suspendido del cargo por la Procuraduría y renunció para tratar de poner su reemplazo, pero el pueblo en rechazo a su administración lo derrotó en las urnas.

Lo sucedido con Uribe y Quintero muestra que la historia es justa y que, al final, el tiempo infalible termina colocando a cada uno en su lugar. Y si alguien se ha ganado un sitial de honor en la política y en el corazón de los colombianos, ese nombre es el Presidente Uribe, quien, después de 13 años de dejar el poder, sigue siendo tan popular y querido que diariamente recibe muestras de cariño y admiración de su pueblo allá donde llega.

Estas fueron las palabras del capitán Luis Carrasquilla, piloto del avión, al aterrizar en Montería: “Ha sido un honor llevar a bordo al mejor presidente de todos los tiempos en Colombia”. Posteriormente, le dio un efusivo abrazo. No veo nada malo en ese saludo de admiración y respeto como para que la aerolínea Avianca llame a descargos al oficial, como ha trascendido en las últimas horas. Fue el sentir espontáneo del capitán que interpreta el de muchos colombianos, ante la admiración que produce este prohombre de la democracia, todo un patriota como es Álvaro Uribe Vélez.

La otra cara de la moneda es la del exalcalde “Pinturita” Quintero, a quien vemos como en pleno vuelo los pasajeros lo abuchean y uno le dice “rata”, lo que no comparto. Pero si la justicia es dar a cada uno lo que merece, en el caso de Uribe, mis aplausos y, respecto de Quintero, los hechos hablan por sí solos. La historia juzgará a este último como un pésimo gobernante, no tengo que decirlo yo. Uribe, un gran patriota y héroe de la Democracia. ¡He dicho!

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