Con la posesión de los alcaldes, concejales, diputados y gobernador, han finalizado las campañas políticas en La Guajira. Ha llegado el momento de pasar de los discursos, abrazos y jolgorios, a planificar y ejecutar acciones concretas para transformar la realidad de nuestro departamento.
Es crucial que los secretarios y nuevos funcionarios de la gobernación y las alcaldías comprendan que no están iniciando una agenda propia para posicionarse como candidatos en las próximas elecciones, sino que están comenzando una valiosa oportunidad para servir a su tierra y que únicamente el trabajo honesto, juicioso y de resultados les permitirá al final escalar.
Es hora de permitir que los elegidos democráticamente trabajen. Ya es suficiente con la ola de demandas y artimañas jurídicas empleadas por los malos perdedores para tratar de revertir lo que los ciudadanos han decidido. Es inaceptable que, tan solo días después de asumir sus cargos, ya exista incertidumbre en torno a la permanencia del Gobernador y el alcalde de Riohacha.
La Guajira y sus municipios cuentan con suficiente información base para trazar sus herramientas la ruta de desarrollo. El sector privado y la academia han realizado valiosos esfuerzos para definir el rumbo de La Guajira. La rueda ya está inventada, no es necesario volver a hacer diagnósticos extensos que no aportan novedad alguna.
Es momento de articular esa visión y aprovechar la voluntad genuina que tiene el gobierno nacional con La Guajira. Debemos promover conversaciones y diálogos entre la región y la nación para determinar qué acciones y proyectos de impacto necesita el departamento.
No podemos seguir dependiendo de los tweets del presidente que anuncian universidades, aeropuertos en la alta Guajira, institutos de agua, líneas de conducción de agua sin viabilidad técnica y otras promesas que generan una gran expectativa en la población pero que al final no se materializan. Acudamos los datos, al tecnicismo y, sobre todo, a construir sobre lo que ya ha sido construido, involucrando a los actores territoriales.
Tenemos una enorme oportunidad con la bancada guajira en el Congreso. ¿Por qué no dejar de lado los cálculos electorales y los resentimientos para unirnos por La Guajira? Vemos en los medios y en las redes cómo cada uno de nuestros representantes y senadores destacan individualmente su gestión. Sería muy importante lograr un pacto político por La Guajira, donde los congresistas, alcaldes, gobernador y sector privado trabajen juntos para gestionar proyectos de impacto. Esta unión ha sido la clave del éxito en otros departamentos del país como Atlántico.
Ya es suficiente con los discursos de campaña que atacan al sector privado para ganar apoyo político y desviar la atención de las verdaderas causas de los problemas de La Guajira. Basta de mentir diciendo que el sector privado no genera empleo local y que su único propósito es robar los recursos que le pertenecen a los guajiros. Las empresas son parte de la solución y hay suficiente evidencia para demostrarlo. Debemos dejar la tibieza y salir a respaldar a nuestro sector privado local y a todas las empresas que han puesto los ojos en el departamento.
Las campañas políticas han terminado, La Guajira necesita gerentes públicos que gestionen y ejecuten de manera eficiente y transparente. Es hora pasar la página del departamento inviable y sinónimo de corrupción y pobreza. Conversemos y generemos acuerdos colectivos basados en argumentos. No necesitamos superhéroes ni monólogos, unamos fuerzas por nuestra tierra.