La palabra pirómano viene del griego, formada de piro (fuego) y manía (locura). Las personas que presentan este trastorno psiquiátrico están profundamente fascinadas por el fuego y todo lo que lo envuelve; no pueden detener su impulso de provocar incendios, participar en otras actividades relacionadas con el fuego y experimentar sentimientos de satisfacción o liberación de la tensión interior y la ansiedad acumuladas una vez que se inicia el fuego.
Ahora que se calienta el clima político, los incendios están a la orden del día y las actitudes pirómanas de cierto personaje a flor de piel, claro, y es que la obsesión por el fuego del poder lo lleva a hacer lo que sea, con tal de lograr sus objetivos, se preparará por adelantado para provocar los incendios de la forma más efectiva posible, suele mostrarse indiferente si alguien es dañado física o financieramente, incluso, diría que puede obtener placer de la destrucción que causa, aunque esta no fuera su verdadera intención inicial. Pero hay algo que parece que obvia el pirómano, y es que él se puede quemar en su propio incendio, porque cuando la hoguera está encendida no distingue ni respeta a su creador, simplemente arrasa con todo lo que encuentra a su paso y por más traje antincendios que se coloque, se puede quemar, él no es el dios romano Vulcano.
El pirómano político tiene un alto nivel de sensaciones y necesidad de atención, de poder, de dominio y de control, pero oculta tras los incendios sus debilidades en sus actuares públicos, que están llenos de mañas y jugadas sucias que con astucia y dinero, hasta el momento, ha logrado sortear; su gusto por el fuego político es tan atractivo que se expone constantemente, lo crea, lo provoca, hace malabares y lo apaga si siente algo de calor, tanto es el gusto por el fuego político, que lo promueve dentro de su círculo cercano, familia y amigos, ¿será que todos tienen trajes anti fuego? ¿ y hasta qué temperatura soportarán?
Se conoce que a nivel psicológico, las conductas piromaníacas se manifiestan por problemas emocionales y suelen contar con una historia llena de frustraciones a nivel personal, frecuentemente, con cierto nivel de resentimiento y por eso, los incendios son una manera de manifestar sentimientos profundos como la ira; no quiero ahondar más en un tema tan complejo como la psiquis de un pirómano, pero me llama la atención sí, el pirómano político, experimenta las mismas emociones de estas conductas que son de atención psiquiátrica, porque de serlo así, realmente necesita ayuda de un profesional en el tema, que ayude al fomento del control de los impulsos y el autocontrol a través de técnicas de modificación de conducta, técnicas de resolución de conflictos, autodetección del nivel de tensión y la aplicación de técnicas de relajación.
Dios nos salve a los guajiros, en medio de esta temporada política de los incendios provocados por estos personajes, porque tan árido que es mi departamento y con los anuncios de sequía por el fenómeno del Niño que pronostica el IDEAM, no aguantamos más una ola de sequía y calor por la obsesión del pirómano por el fuego del poder político.
