Cada cuatro años los colombianos acudimos a votar para elegir a nuestras autoridades regionales y locales (Gobernadores, Alcaldes) y renovar los concejos municipales, asambleas departamentales y comunas locales, en un ejercicio democrático del voto como derecho y deber ciudadano para escoger libremente a nuestros representantes políticos en las corporaciones públicas, y las autoridades civiles de las entidades territoriales del nivel departamental y municipal de la nación.
Decía Churchill que la democracia “es el menos malo de los sistemas políticos” y tenía razón. La democracia imperfecta como es, es el único sistema que nos salva del absolutismo de los reyes, de la tiranía de los dictadores o de la plutocracia de los ricos; donde el pueblo participa directamente en la conformación del poder público que emana precisamente de su poder soberano. El voto es el “arma” que tiene el ciudadano para decidir en democracia.
El pueblo delega su poder en una autoridad para que gobierne en función del bien común e interés general, no de su bienestar personal o interés propio. El mandato del elegido deriva del voto ciudadano como “arma de poder” de la democracia; por eso Colombia es una democracia participativa y representativa ya que los ciudadanos elegimos y, los elegidos, nos representan cumpliendo el mandato que le delegamos para gobernar o administrar los asuntos públicos.
El próximo 29 de octubre todos debemos salir a votar para legitimar nuestro sistema democrático, gracias al cual vivimos en libertad y podernos darnos el lujo que no pueden las dictaduras: decidir libremente la escogencia de nuestras autoridades y representantes políticos en las corporaciones públicas.
Debemos votar con responsabilidad y eso implica un voto limpio, libre de presiones para garantizar la pureza del sufragio y evitar el vicio que corrompe nuestro sistema electoral que es la compra de votos o la manipulación del elector. El ciudadano tiene que ser consiente y responsable de que su única obligación al votar es consigo mismo y con la democracia, y que a la hora de votar él estará solo en el cubículo y nadie puede incidir en su voluntad.
Votar significa poder ciudadano, y como ciudadanos es importante participar a través de los mecanismos democráticos de participación ciudadana en las decisiones políticas que inciden en el destino de la comunidad a la que pertenecemos o donde vivimos; intervenir en el diseño y ejecución de políticas públicas para solucionar los problemas de la ciudad, nuestro barrio o municipio; en la elaboración de los planes de desarrollo; la planeación y aprobación del presupuesto y asignación de partidas para programas sociales y de inversión.
El hombre como ser sociable y político por naturaleza tiene la obligación moral de participar en las elecciones; no puede el buen ciudadano ser indiferente y dejar de votar como si no nos importara la suerte de nuestra región o municipio; tenemos un compromiso cívico con la sociedad y la democracia que nos impone el deber de elegir, pues la Constitución nos da ese derecho para escoger nuestros gobernantes. Votemos y no lamentarnos después que otros decidieron por nosotros
Un elector responsable debe conocer e informarse de las propuestas presentadas por los candidatos, y debe votar más consecuente con esas propuestas que por nombres. Ya leyó usted el programa de los aspirantes a alcalde distrital y gobernador del departamento?. Si no lo ha hecho, léalos para que no vaya ciego a la urna a marcar el tarjetón sin saber que proponen esos candidatos. El programa de gobierno presentado por el candidato tiene un efecto político vinculante entre el elegido y el votante en la medida que su elección obliga al gobernante a cumplirlo, sino el mismo pueblo que lo eligió gobernador o alcalde puede revocarle su mandato.
El ciudadano con su voto legitima el sistema político y las instituciones democráticas, obligando a las autoridades elegidas a mantener vigente el orden constitucional, y a respetar los derechos y garantías del ciudadano; se preservan los valores y principios fundantes del sistema democrático como la propiedad, la libertad, seguridad, justicia, iniciativa privada, convivencia pacífica, la familia y el poder ciudadano en materia electoral; todo lo cual reafirma que la democracia es el régimen político que permite vivir en libertad y ejercer nuestros derechos individuales.
Consecuente con mi ideario de sociedad y Estado saldré a votar e invito a hacerlo por los candidatos defensores de esos pilares de nuestra democracia, y que además presenten propuestas viables con nuestra realidad y problemática social y económica, contribuyendo a solucionar la inequidad social que mejore la vida del ciudadano, logrando el bienestar y el desarrollo de nuestras comunidades. Yo decido con mi voto respaldar la democracia este 29 de octubre.