Inició Octubre, el mes de las elecciones territoriales en Colombia y me asaltan varias inquietudes generadas por los debates a los que he tenido oportunidad de hacer seguimiento; analizo las narrativas de candidatos y candidatas, entre los cuales, están los o las próximas gobernantes del departamento; algunos se proyectan como la solución absoluta de los problemas sociales, económicos, de seguridad, entre otros; que nos hacen pensar en que hemos fallado porque las soluciones están en ellos y no los hemos elegido, lo cual, es claramente una radiografía de las estrategias mentirosas y descaradas usadas para llegar al poder, otros candidatos recitan casi que de manera exacta las mismas narrativas de candidatos del pasado, esos mismos que luego siendo gobernantes incumplieron (casi) todo y también he escuchado a quienes se aprenden diferentes posturas teóricas y posan de académicos pero de fondo generan sospecha de que esas bellas palabras pueden desteñirse fácilmente, sin embargo, los más descarados son aquellos que gritan a los cuatro vientos “soy independiente” pero el mundo y sus alrededores sabe que los ampara una maquinaria que ha demostrado ser fallida en las acciones de bien común y muy efectiva en llenar arcas propias ¿Para qué decir mentiras que no soportan la mínima confrontación?
Esto no representa un radical pesimismo de mi parte, porque siempre guardo esperanzas #PorLaGuajira, con esta reflexión pretendo convocar a que analicemos el ejercicio ciudadano de elegir, que no nos fallemos como sociedad en seguir romantizando la política y votando desde la inmediatez y no desde la visión sostenible de desarrollo de nuestra tierra.
Gente, es momento de hacer las cosas diferentes para tener resultados diferentes, de lo contrario La Guajira seguirá sumida en sus múltiples crisis teniendo todo para ser un territorio próspero.
En este sentido, se hace pertinente la pregunta ¿Qué acciones diferenciales realizaran quienes se posesionen el 1 de enero de 2024 en sus cargos para cambiar la realidad fallida y marcada por la corrupción por una de progreso social y reivindicación de los derechos de todos y todas?
Es momento de pensar el voto, ejercer una ciudadanía responsable y consciente,
cambiar la historia, amar nuestra tierra y no ser indiferentes, hacer que los temas sociales, culturales, de infancia, género y en general interseccionales no sean un saludo a la bandera que solo sirvió para tocar corazones necesitados y engañar a los electores, sino que sean realmente parte importante de los planes de desarrollo.
A despertar pueblo, esto es entre todos y todas, tenemos un compromiso ético y político, no podemos guardar silencio y posar de indiferentes. Se necesitan Promesas y Acciones y que el voto no sea visceral y manipulado por las grandes necesidades que afrontan las comunidades. Los nuevos tiempos comenzaran cuando los propiciamos.
¿Y en La Guajira cómo vamos? ¡Vamos reconociendo que la Dama Guajira no soporta un engaño más!