A veces existen puertas mágicas que se abren. Parece ser el extraordinario mundo de sobuso, donde la costa, en medio de su barahúnda, sigue siendo como de costumbre, una región de grandes paradojas. Los dirigentes de la costa, públicos y privados parece que ya no tienen sinergia, como existía en otros tiempos. Ya son casi sordomudos de los problemas que nos aquejan. Estamos refiriéndonos al tema específico de la energía.
Los apagones continúan por doquier. Pueblos enteros de la costa, padecen de este mal del siglo XXI a diario. En el caso de La Guajira ni que hablar, los apagones son a diarios en la ciudad capital y en los pueblos circunvecinos, de igual manera en Uribía y Manaure. El corte de energía por parte de Air-e es alarmante y vergonzoso. Casi estamos sometidos a un castigo por parte de la empresa privada. ¿Paradójico? sí. Mientras algunos sectores pretenciosos discuten, otros más humildes actúan. No obstante, la costa prospera en medio de presagios cada vez mayores de ruina si el racionamiento continúa disfrazado ahora de mantenimiento.Si los planteamientos de política regional en cuanto a la regulación de la energía se dieran, la situación con la empresa privada mejoraría. Este comportamiento le daría una distinta perspectiva histórica a nuestra región. Y las crisis parecerían ridículas, a pesar de las drásticas e insidiosas medidas adoptadas por el gobierno nacional, desde el gobierno Santos.
El derecho a la luz, si nosotros la producimos es signado y no puede restringírsenos con excesos, como en efecto ha sucedido. La magnitud del daño, en la costa, es aterradora, a medida que el colapso económico nos aleja cada vez más de la prosperidad. La solución inmediata para conjurar la crisis energética, que ha provocado el irresponsable centro nacional, es procurar que la energía permanezca en su sitio de origen. Solo se debe trasladar el excedente. Los pueblos y las comunidades que no se caracterizan, que no tienen personalidad, si no están condenados a desaparecer, por lo menos están condenados a obedecer, lo cual no constituye esa conexión vital con la existencia, ni es una presea.
A mi modo de ver, la causa fundamental que han llevado al sector eléctrico al actual estado de crisis en la costa es: la agobiante situación financiera cuyo alto endeudamiento le ha creado un serio estado de iliquidez a la firma privada. Quisiera que la costa explorara sus propias fuerzas y sus recursos de carácter, tanto como su sabiduría. El desastroso manejo del sistema eléctrico nacional es una circunstancia, un pretexto y una excelente coyuntura para desarrollar la arrogancia que nos falta, para que comiencen a reconocer que los costeños podrían reconstruir en buena parte el cuerpo de la Nación con su sabiduría a fin de asegurar el futuro de la Colombia que se desangra en guerra. Yo no quiero más ese desarrollo impuesto. Ese que todo conocemos desde hace más de un siglo, que cada vez se cierne más sobre nuestra tierra y nuestro bienestar.
Aire-e ha sido uno de los peores desastres que ha tenido la Costa Caribe en más de 500 años de historia y pareciera que hubiera sido la nueva conquista ya no de los españoles sino de nuestros propios inversionistas para terminarnos de fregar. Aire-e ha hecho con nosotros lo que les ha dado la gana. Más humillaciones para donde. La Guajira es la que ha llevado más del bulto. Lo que es Uribia y Manaure han recibido los peores atropellos. Si son los pueblos del cono sur también han recibido su medicina con el agravio de los sanjuaneros que controlan nuestra energía y se las quitan a los del cono sur con cualquier pretexto, eso sí, a ellos no les aplica el corte de energía o el supuesto mantenimiento que no es otra cosa que el racionamiento, San Juan del Cesar se convirtió en la nueva colonia de los molineros, villanueveros, urumiteros y jagueros. ¡Pobres de nosotros! ¿Hasta cuándo Air-e?