Cero y van dos, o por lo menos estas son las actuaciones que se conocen en los últimos días en la ciudad de Riohacha, un grupo de cinco a siete motocicletas, con un mínimo de diez personas sobre ellas, tienen atemorizado al “distrito especial, turístico y cultural”, la situación de inseguridad cada día se acrecienta más, el vividero que teníamos los riohacheros ha venido desapareciendo durante los últimos cuatro años de gobierno, como resultado de la mala decisión de nuestros coterráneos al elegir al actual alcalde, quien nos sumergió en el abandono, el desempleo, la inseguridad, la tristeza y la pobreza con el aumento del combustible, este último no solo por decisión presidencial, sino por el reflejo de los pupitrazos de nuestros concejales y la decisión de quien cambió la historia de todo un pueblo para mal. Es triste salir a las calles a tomar un taxi y que estos no se vean, porque son víctimas del aumento injustificado del hidrocarburo y de las altas tarifas de sus propietarios, además de las malas condiciones de funcionamiento, mientras la ciudadanía que los espera, se ve expuesta a ser asaltada. La soledad en las calles, la oscuridad producida por la insuficiencia en el alumbrado público y los lotes enmontados se prestan para que el delincuente efectué este tipo de actividades punibles en vehículos de dos ruedas, las cuales transitan por toda la ciudad y a cualquier hora como si no tuvieran restricción alguna e incluso delincuentes a pie, es impresionante como durante algunos minutos o quizás horas, no se aprecia el patrullaje de la policía, aun no comprendo que sucede, si serán insuficientes los dineros destinados por la nación, los convenios o los recursos del fondo cuenta o si es el mecanismo para presionar al alcalde de turno para que les de mayores beneficios, es extraño el modus operandi por fuera del marco de la ley por parte de la policía al momento de inmovilizar las motocicletas en el centro de la ciudad y entregárselas al tránsito distrital durante las jornadas de inmovilización o retenes, además pareciera que Riohacha solo tuviese cuatro o cinco calles para ejercer el control vehicular porque siempre están ubicados en los mismos sectores, pero lo que es peor aún, es ver como finalizados los retenes hasta la policía desaparece en ejercicio de sus funciones, es más factible colocar la música a alto volumen en un carro para que aparezcan inmediatamente a que la gente los llame a la línea de emergencia 123 para que presten asistencia. Es el momento señor alcalde encargado de militarizar a Riohacha, no militarizarlo con mentiras como las que nos echó en su calidad de secretario de gobierno, durante el mes de diciembre anterior, en compañía del alcalde elegido por votación popular, sino militarizarlo con nuestro glorioso ejército nacional, llegó la hora de sacarlos a la calle a patrullar en compañía de la policía nacional, aunque a estos últimos no les guste, pero si no tomamos medidas durante este mes, para cuando llegue el fin de año será imposible hacerlo, reaccione, señor Leandro Mejía Díaz, usted soñó con ser alcalde de Riohacha y hoy se le apareció la virgen, no le falle a este pueblo que reclama a gritos atención y solución a los diversos problemas, no pase por este cargo sin pena, ni gloria y si lo que lo tiene maniatado es la existencia de otras personas por encima de usted, renuncie, pero no nos condene.
El día martes en una intervención radial, invité al alcalde suspendido, al encargado, al secretario de gobierno (e) y a la gobernadora a caminar por las calles de la temible Riohacha, de igual manera hoy en este escrito invito al coronel a montar bicicleta sin su escolta policiva y como resultado de este experimento social, díganme que se siente, ya basta de vivir con las comodidades otorgadas por el pueblo, que cada cuatro años cree en que ustedes pueden ser una posible solución y terminan siendo una catástrofe, como dice aquel dicho popular “que el remedio no sea peor que la enfermedad”
