La Guajira es considerada el epicentro de la energía renovable en Colombia, donde, según la UPME, el potencial eólico del departamento es próximo a 15.000 MW de capacidad instalable, y que podría generar la energía que consume toda Colombia, según afirmó en Riohacha el exministro del Medio Ambiente, Luis Gilberto Murillo, en el Primer Encuentro Internacional de Energías Alternativas realizado en el 2017.
Con este potencial natural y superándose algunas barreras, como el tema de regulación, donde con la aprobación y aplicación de la Ley 1715 de 2014 y la Ley 2099 de Transición energética , cuya entrada en vigencia se dio en 2021, se regula la integración de las energías renovables no convencionales al Sistema Energético Nacional; como también la construcción de líneas de interconexión para sacar la energía de la alta Guajira, que se espera entre en operación en el año 2025 y los avances tecnológicos, que hace menos costosa la generación de esta energía; se proyectó en este departamento la instalación de 50 parques eólicos, que tendrían una capacidad de 6.862 megavatios. De esta manera, se nos vino la bonanza de la energía renovable; donde para el año 2018 se tenían adjudicados y en construcción 16 proyectos eólicos, con una capacidad de 2.500 megavatios; que tendrán dos líneas de transmisión (GEB e ISA). Así mismo, para finales del año 2023, se tiene proyectado la instalación de 4.500 megavatios, que no se estaría cumpliendo.
Para estos 16 proyectos eólicos se tiene estimada una inversión de 10 billones de pesos (US2.522 millones de dólares) y la generación de 11.000 empleos. Lo que con estos proyectos no sólo se ha pensado en la transición energética, de pasar de la economía del carbón, a la economía de energía limpia, sino en la esperanza de los habitantes del departamento que, sin las afectaciones de la minería de carbón a cielo abierto, pueda existir una compensación justa por el uso del territorio y haya un verdadero desarrollo de las comunidades.
Actualmente, estas proyecciones y esperanzas se están viendo truncadas al no superarse las barreras que se tiene en las zonas donde se instalarían estos parques eólicos. Toda vez, que por ser territorios étnicos tienen una regulación especial de la propiedad y de gobierno autónomo, que conlleva, no sólo a realizar consultas previas con las comunidades ubicadas en zona de influencia de los proyectos, sino también, a que se resuelvan los conflictos internos propios de la cultura de estas comunidades y que afectarían directamente a estos proyectos.
De esta manera, no se ha podido avanzar en el cumplimiento de la planificación de la construcción de estos parques eólicos; donde actualmente se presentan retrasos de más del 60%, con pérdidas incalculables, que está llevando a los inversionistas a considerar abortar estos proyectos en Colombia y, como es el caso de las empresas ENEL GREEN POWER y EDPR, devolver los equipos que se encuentran en la zona franca de puerto Brisas desde enero de 2022, donde se tiene 141 máquinas de los proyectos de WINDPESHI y ALFA&BETA, que estarían generando 605 MW.
Esta situación, pone en riesgo no sólo la inversión de estos proyectos de energía renovables y los beneficios que traerían para La Guajira y el País; sino también, la llegada al departamento de otros proyectos e inversiones privadas; toda vez, que se estaría generando desconfianza y, hasta, estigmatización para invertir en La Guajira, con las consecuencias que esto acarrearía.
Por todo lo anterior, se hace necesario que entre todos los guajiros ayudemos en la búsqueda de entendimientos y acuerdos para que se dinamicen no sólo la construcción de estos parques eólicos, sino también, que se brinden garantías para su sostenibilidad. Por lo que hacemos un llamado a los gobiernos, nacional, departamental y municipal; así como a las dirigencias indígena y política, para que se dispongan en sus competencias a contribuir y coadyuvar en una solución armoniosa y satisfactoria para las partes.