Edicion noviembre 24, 2024
CUBRIMOS TODA LA GUAJIRA

Monguí sí tiene y ha tenido dolientes, pero la ingratitud y la maldad los invisibilizan

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Columnista – Luis Eduardo Acosta Medina

“En Aracataca está ese viejo caserón en donde nació el autor de ‘Cien años de soledad’, que hoy tiene publicidad por su famosa novela, ni así él ha sido capaz de hacer nada por su tierra”.

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El tema que ocupa esta vez nuestra atención nos trajo a la mente el aparte que hemos transcrito de la canción ‘Aracataca espera’, de Armando Zabaleta, incluida por Los Hermanos López con Oñate en el LP ‘Fuera de concurso’ en el año 1974.

Ese disco que propició un larguísimo distanciamiento entre ‘Gabo’ y Armando, que se superó después, nos viene como anillo al dedo porque aquella vez el autor de la novela afamada tuvo que recordarle al compositor que quienes adjudican los contratos son los alcaldes y los gobernadores, no los intelectuales que sacan la cara por su pueblo.

Evidentemente, tal como le pasó a ‘Gabo’ nos ha venido sucediendo con nuestro pueblo Monguí muy especialmente a los Acosta Medina, todo tiene límites, hasta la paciencia, siempre he tenido el cuidado de escribir cuando estoy contento que es casi todo el tiempo, hoy lo hago indignado ante una campañita de disociación, de maldad, mal intencionada soterrada, sostenida y calculada desplegada desde adentro y desde afuera por gente que lo ha tenido todo y no ha servido para nada; para culpar a los Acosta Medina de todos los males que le suceden al pueblo, o lo que pasa con algunos de sus hijos.

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Mi vieja decía que los afectos ni se mendigan ni se compran, se merecen y de ella y papá, sí que recibimos suficientes, pero es hora de salirle al paso a una campaña de invisibilización de lo que hemos hecho por nuestra gente y de hacernos culpables de todo lo que no sale bien. El detonante es lo sucedido con el acueducto, pero para entrar en materia debo hacer algunas precisiones.

Como no hay acaba ropa, inepto, irresponsable, atrevido o tramoyero que no crea que sus conciudadanos son sus colegas, nos vemos en la necesidad de recordarles que no hay una obra en Monguí que no haya tenido la participación en su gestión de Evaristo Acosta y Clara Medina y de sus hijos.

Nuestro padre fue quien en los años 50 logró que se aprobara el servicio de Educación Básica Primara para el pueblo, y consiguió ante el Gobierno nacional en Bogotá que el mismísimo Ministerio de Educación ordenara la construcción de la infraestructura educativa que allí permanece incólume.

También en Bogotá gestionó la construcción de los dos molinos para Monguí, uno en Cotoprix, en Las Mercedes, en El Pozo y en Songó y otro en Machobayo los cuales se pusieron al servicio de la comunidad.

Eran la despensa del agua para todos los que dejaron acabar en los años 90 por falta de mantenimiento. Igual fue el gestor para que llegara la Planta de Generación de Energía Lister que llevó a Monguí por primera vez el servicio de energía.

Fue él quien gestionó la llegada al pueblo de un grupo de militares para adelantar las obras del primer cerramiento del cementerio del pueblo cuyo predio fue donado por Eduardo Medina nuestro abuelo.

Conjuntamente con Miguel Campo Brito, Luis Carlos Cobo de la Junta de Acción Comunal y el rector de la Escuela Alonso Solano, constituyeron una Junta Cívico Militar para las obras de mejoramiento del pueblo.

En 1971 fue mi padre quien gestionó ante el Inpes la construcción del acueducto comunal con tanque elevado y redes de distribución domiciliaria. Son informaciones que deben conocer los ‘ninis’, jóvenes y las nuevas generaciones, que ni estudian ni trabajan pero se dedican a hablar mal de los demás.

También pensó nuestro padre en la seguridad, hizo la gestión hasta lograr que se construyera la corregiduría, y un puesto de Policía que finalmente no se instaló porque los mayores del pueblo decían que llegarían a dar malos ejemplos, y que allá los problemas se solucionaban mediante la conciliación porque todos en el pueblo eran una sola familia.

Las sillas donde se sienta la feligresía en la capilla de Monguí, fueron donadas por Amylkar Acosta, los muchachos de ahora ni lo saben ni hay quién se los cuente.

Hay gente que en este siglo, mide el nivel de progreso de los pueblos por los metros cuadrados de cemento y ladrillos, quienes así piensan, ayudados por malquerientes gratuitos, vociferan sin saber y sin conocernos que no se ha hecho nada por el pueblo. Qué equivocados están.

Gacias a la gestión de Amylkar Acosta se creó el Colegio de Bachillerato de Monguí que lleva el nombre de nuestro padre; logró que Promigas construyera la infraestructura y Gases del Caribe donara la primera dotación mobiliaria; la última ampliación y repotenciación del acueducto de Monguí fue producto de su gestión.

La calle principal y sus variantes fueron pavimentadas porque lo gestionó con el Ministerio de Obras cuando estaba como titular Jorge Juan Bendek. En aquellos tiempos cuando los dos hicieron una alianza de gestión que hizo posible por fin la pavimentación de la carretera Chivo Feliz- La Florida que se destruyó 25 años después por falta de mantenimiento. También construyeron las variantes de Villanueva, y los accesos a Urumita y Cotoprix.

Es bueno recordar que no ha sido posible la pavimentación de las calles del pueblo en virtud de que no han concluido las obras del alcantarillado.
El 1° de julio de 1990 por primera vez nuestros pueblos tuvieron servicio de telecomunicaciones, se logró por un comité ficticio que este cuerpecito se inventó y la oportuna llegada de un amigo de Amylkar al Ministerio de Comunicaciones.

Hasta 2012 era evidente que muchas casas de gente humilde del pueblo se estaban cayendo, las 30 más críticas fueron sustituidas con programa de mejoramiento de viviendas en sitio propio, ojalá se tomen el trabajo de averiguar para que se ahorren las palabras.

Se gestionó por Amylkar con la Universidad Autónoma para el otorgamiento de becas a los jóvenes sobresalientes del Colegio de Monguí, la primera que se otorgó se perdió, no hicieron uso de ella, por eso la Universidad dio por terminado el tema. Sin embargo, con su ayuda silenciosa varios jóvenes, hijos del pueblo, han podido estudiar, eso no se mide con metros sino con unos dedos de frente.

La situación actual del acueducto, la advertí en el año 2013 cuando promoví una Acción Popular. El Juzgado Segundo Administrativo de Descongestión ordenó ejecutar las obras para optimizar el acueducto y suministrar agua apta para el consumo humano.

El Tribunal Administrativo confirmó la sentencia el 30 de abril de 2014, y solo por gestión de Amylkar Acosta en el año 2021 ante el Ministro de Vivienda y Agua Potable, se viabilizóo el proyecto, que fue adjudicado. El contratista murió, y se acaba de adjudicar nuevamente, preguntamos

¿Monguí tiene y ha tenido dolientes si o no?

¡No estamos obligados a lo imposible, que ingrata es nuestra gente!

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