El artículo Sociedad abierta y democracia en el mundo actual, publicado por los doctores chilenos Juan Estay Sepúlveda y Mario Lagomarsino Montoya (2016), discute la validez de la tesis de Karl Popper sobre la modernidad y la función de la democracia para hacerle frente a los flagelos de los totalitarismos y los fundamentalismos. De acuerdo a los autores, La filosofía política de Popper encuentra su fuente de inspiración en una suerte de imagen de sociedad abierta, definida por el pensador austríaco como “aquella en la cual los hombres han aprendido a asumir una actitud crítica en el confronte con los tabúes, las opiniones predominantes y las modas y a basar sus decisiones en la autoridad que se debe a su propia inteligencia”.
En contraste, en una sociedad cerrada no existe la posibilidad de cambio, comprime y aplasta al individuo. Le pone una verdad o un dogma a la cual el individuo debe someterse acríticamente. Por su parte, la sociedad abierta libera la fantasía y la infinita capacidad crítica y creadora del hombre y concede espacio a las expresiones de todas las variedades de la naturaleza humana, justamente como un buen antídoto contra el peligro de la uniformidad y/o homogenización de opiniones.
La propuesta procedimental para el funcionamiento que debe tener la sociedad y que propone Popper es la conocida como Ingeniería Social Gradual o Fragmentaria. Ésta puede ser definida como “una suerte de técnica política que dice relación con el tratamiento de los problemas que la sociedad, la política y los gobiernos deben afrontar”. Esta técnica, fue y es una alternativa a las grandes utopías que pretendían la transformación general y sistémica de la sociedad en su conjunto. Así Popper va a sostener que quien adopte la ingeniería gradual puede tener o no en su mente un modelo de sociedad, puede esperar que el género humano realice algún día un Estado Ideal y consiga la felicidad y la perfección. Las mismas complejidades de las sociedades y sus múltiples e infinitas interacciones abogan por la aplicación de la reforma gradual del paso a paso, de modo de ir controlando los pequeños cambios que se vayan introduciendo y que tienen como gran objetivo el ir mejorando exponencialmente las condiciones de vida en todos sus aspectos de los seres humanos. Por lo tanto, la ingeniería gradual buscará de adoptar el método idóneo para individualizar las más graves y más urgentes dolencias de la sociedad en vez de buscar la peregrina idea de un supuesto fin último.
El Estado tiene su origen en una necesidad de la sociedad. A esa necesidad se le llama política. La sociedad, como ha mantenido Popper, es el “espacio donde accionan los individuos que forman un colectivo, en donde esos individuos entran en relaciones para consensuar medidas y propuestas que dicen relación con la solución de problemas que la sociedad va presentando”. Entonces es el Estado el que permite y garantiza el normal desenvolvimiento de los individuos al interior de una sociedad. Según Edurne Uriarte (Introducción a la ciencia política, Editorial Tecnos, 2008), el poder político depositado en el Estado es de tal magnitud en la actualidad que el Estado tiene en sí mismo capacidad para determinar la vida de la sociedad. Del mismo modo, tiene la función de brindar todas las garantías y cimientos para el desarrollo en condiciones igualitarias y equitativas de una sociedad. Y en la línea de discusión de Popper en torno al crecimiento, funciones y limitaciones del Estado, Uriarte sostiene: “Es cierto […] que la contraposición entre Estado y sociedad civil tiene un cierto elemento de artificialidad dado que el Estado es un producto de la sociedad y esa contraposición tiende a otorgar al Estado una existencia propia, independiente de la sociedad en la que existe y desde la que explica. Ahora bien, esta contraposición es importante en la actualidad para entender el debate ideológico entre los partidos más importantes de las democracias, un debate en torno a las mayores o menores atribuciones del Estado y al papel de la sociedad civil”.
Popper en su propuesta del Ingeniero Social Gradual está en la posición de la constante reforma del Estado. Por lo tanto, el Estado se modifica y adapta a las necesidades de las sociedades en las distintas épocas. Además, la sociedad puede generar las instancias para que el Estado nunca sea una amenaza a la libertad del individuo. El Estado debe ser un aliado del individuo. Francis Fukuyama en la Construcción del estado (Ediciones B, 2004), nos mostró como la “ausencia de capacidad estatal en los países pobres ha pasado a revelarse como una seria amenaza para el mundo desarrollado”. Al contrario de muchas interpretaciones y lecturas imprecisas de la obra de Popper, el Estado para este autor juega un rol fundamental al interior de una sociedad y deberá ser el garante ante los abusos, las amenazas a la libertad y ante cualquier forma de opresión que se asome en el horizonte sean estas de carácter religioso, político o económico. En ese aspecto, para comenzar a enfrentarse a esta paradoja de la democracia, Popper nos entrega un nuevo argumento a favor de este régimen político: “[…] creemos pues en la democracia, pero no porque sea el gobierno del pueblo. Ni ustedes ni yo gobernamos; por el contrario, tanto ustedes como yo somos gobernados, y en ocasiones más de lo que deberíamos. Pero creemos en la democracia como la forma de gobierno compatible con la oposición política pacífica y efectiva, y por ello con la libertad política […]”. (Popper, 1994: 278). En consecuencia, para Popper la democracia existe, si y sólo si, se han generado las instituciones que salvaguardan la existencia del régimen democrático. La democracia como régimen político, no puede estar en peligro cada vez que hay elecciones, igualmente los derechos de minoría no pueden ser amenazados por las mayorías temporales que se constituyen, lo mismo debiera ocurrir con los derechos humanos y el funcionamiento de todas las instituciones de un Estado democrático.
En correspondencia con lo anterior, las tesis de Popper sostienen que los distintos poderes del Estado deben mantener su autonomía y protección, para no ser sometidos por los gobernantes de turno, asegurando de esta forma el respeto por los ciudadanos en lo relativo a su libertad y garantías. De esta forma, se construyen y salvaguardan las instituciones democráticas que tendrán, como misión salvar la democracia. En consecuencia, Popper va un paso más adelante en la lógica de echarle candado a la democracia, esto es, de no permitir que sea sustituida como régimen político.
Popper en su obra social y política muestra dos paradojas que son complementarias a la de la democracia. Estas paradojas dicen relación con la libertad y la tolerancia. Como se ha dicho a lo largo de este artículo, la sociedad abierta y la democracia por otra se encuentran en una relación simétrica también con los conceptos de libertad y tolerancia. Todo lo anterior forma parte de un sistema virtuoso que debe ir en beneficio directo de los seres humanos y el alcance de éstos de mejores niveles de vida. La sociedad abierta y la democracia requieren de la libertad y de la tolerancia. Por lo mismo, la libertad y la tolerancia al igual que la democracia deben cuidarse de sus propias paradojas. Ahora bien, esta paradoja, para mantener la sociedad abierta y el régimen democrático, debiera resolverse estableciéndose que la libertad de cada individuo se restrinja en lo que sea necesario para salvaguardar la libertad de los demás tanto de forma individual, como de forma colectiva.
Otra de las paradojas que amenazan a la sociedad abierta y a la democracia es la de la tolerancia. Popper es muy estricto en este sentido. La intolerancia y los intolerantes son los enemigos de la sociedad libre y deben ser combatidos, en defensa de multidiversidad de valores y posiciones morales, sociales y políticas. Si bien la tolerancia es una de las herramientas más importantes, ésta debe tener un límite cuando se trate de la intolerancia y de los intolerantes. El totalitarismo en su tiempo y el fundamentalismo hoy fueron y son intolerantes, por lo que al parecer no tendrían cabidas sus posturas en un colectivo que quiera avanzar hacia la sociedad abierta y al mismo tiempo quiera profundizar el régimen democrático, en la lógica de albergar a las posturas más equidistantes para que pueden convivir con el respeto mutuo unas de otras. Esto último no implica de ninguna forma, que no se pueda desarrollar la crítica y la contraposición cultural y política, pero siempre manteniéndose en los límites de la tolerancia.
En un estudio anterior, los autores versaron sobre los enemigos de la democracia en el mundo actual, donde, el fundamentalismo, en todas sus variantes, es el mayor peligro que atraviesa la sociedad abierta, y es ahí, paradójicamente, donde el Estado debe hacer su intervención para la defensa del mismo Estado y la democracia. De esta forma es cómo la democracia se debe cuidar de estas peligrosas paradojas en las cuales puede caer. Es de todo punto de vista deseable, la construcción permanente de instituciones públicas, privadas y comunitarias que tengan el objetivo de potenciar y salvaguardar la Sociedad Abierta y la democracia, especialmente en los países en vía de desarrollo. Esta institucionalidad, de acuerdo a las enseñanzas de Popper, debe ser el bastión de la libertad de los individuos y de cada uno de los seres humanos que pueblan el planeta. Entonces, vale la pena preguntarse ¿Estamos preparados los colombianos para defender la sociedad abierta y la democracia ante las amenazas del fundamentalismo progresista?