Edicion octubre 9, 2024

Coropontain, la comunidad que se despierta con el sonido de chivos y pájaros

Comparte

Bienvenidos a la comunidad de Coropontain’, en letras amarillas y rojas sobre un cartel azul oscuro, es el mensaje que avisa la llegada al punto de destino. En el kilómetro 82, las personas se despiertan con el sonido de chivos y pájaros, también de gallos.

El recibimiento está a cargo de Georgina Henríquez y Jarly Villalobos, líder de la comunidad e hija respectivamente. Inicia en ese momento un camino amplio, destapado, con muchas enseñanzas para quienes llegan.

Publicidad

Comienza el día de las más de noventa familias que pertenecen a la comunidad. Lo primero es asegurar que los niños vayan a la escuela, con la bendición -dirían los residentes- de que les queda muy cerca. Asisten quienes están entre el grado preescolar y octavo. Por su lado, los padres van a sus trabajos. Pasadas las horas, hijos y padres cumplen con sus quehaceres: buscan agua en el pozo o en el jagüey, buscan leña, o emprenden camino a Uribia a abastecerse de alimentos.

Coropontain lleva como clan el Epinayú, y los encabeza Simón Epinayú, su autoridad tradicional. Su gente es unida, humilde, honesta. Acogen a las personas y las hacen sentir importantes. Son respetuosos y, sobre todo, no dejan atrás sus usos y costumbres; es un llamado no negociable, lo hacen, entre muchas otras cosas, a través de la oferta cultural de la institución de la comunidad. “La mayoría de docentes son bilingües y son de la comunidad. No dejamos de dar  la asignatura Cultura y Lengua, el wayuunaiki. Lo que sucede es que muchas veces se habla de manera espontánea, el niño nace con esa lengua y la escucha en su diario vivir, pero no conoce de la gramática, de cómo formular una pregunta en wayuunaiki; entonces tratamos de traer sabedores de aquí mismo, que conozcan la comunidad. Traemos a nuestros viejos para que no se pierdan esas tradiciones”, afirma Jarly, miembro y docente de Coropontain.

Publicidad

Esta comunidad recientemente finalizó acuerdos de la sentencia T-704. Con esto, pudieron ampliar y mejorar su cementerio, repoblar sus tierras con animales ovino-caprino, construir infraestructuras para soluciones de agua e infraestructuras para educación.

Y no paran de soñar… “El sueño que tenemos los miembros de la comunidad es que tengamos una universidad, pero que sea étnica, que no perdamos la cultura, la tradición, nuestros  usos y costumbres, que nuestra lengua materna no se pierda. Soñamos con que sean los mismos padres de familia y los docentes quienes trabajen de la mano por el futuro de nuestro Coropontain. No hay cosa más linda que digan ‘Yo soy wayuu’ con sentido de pertenencia porque serlo es un privilegio”, asegura Jarly.

Cuando le preguntas a los miembros de la comunidad cómo se definen, responden que son seres transformadores, soñadores, con sentido de pertenencia y que quieren ser el impacto de Uribia, y de eso, de eso no hay duda.

Y así termina el día e inicia otro en Coropontain, la comunidad que se despierta con el sonido de chivos y pájaros.

noticias relacionadas

Consulta Virtual

¿Considera que el turismo es el principal potencial de La Guajira?

ULTIMAS NOTICIAS