¿Y la seguridad qué?
Pareciera que Riohacha, fuese una ciudad que se dirigiera sola, la ausencia de gobernabilidad y de autoridad se ve reflejada en las calles del famoso distrito de papelito, por momentos, parece un pueblo del lejano oeste como lo vemos en las caricaturas o en las películas de la pantalla gigante, solo observamos a la arena levantarse y a la soledad producto del temor que siente la ciudadanía y le impide caminar tranquilamente, es difícil pensar en un fin de año en paz cuando nuestras autoridades dan la espalda al pueblo y no escuchan el clamor unificado y desesperado.
Hoy sentarse en un establecimiento de comercio a consumir algún alimento, es un desafío, al igual que salir a hacer ejercicios o tener una caminata al aire libre, incluso hasta conducir el vehículo con los vidrios abajo o hasta sentarse en la puerta de la casa a tomarse un café, este tipo de actividades que podíamos gozar libremente y sin preocupación hoy se convirtieron en una odisea, porque no existe sensación de seguridad.
Mientras escribía un estado en mi WhatsApp y deseaba colocar la palabra “invivible” para referirme a Riohacha, el auto corrector automáticamente la cambiaba por la palabra “invisible”, y aunque parezca irónico, esa autocorrección me hace pensar que ese es el estado real de nuestra ciudad, de nuestro pueblo, porque somos invisibles ante los ojos de nuestros mandatarios y es así, simplemente aun no han iniciado las campañas políticas de lleno, razón por la cual, el pueblo en este momento es un cero a la izquierda, basta esperar a final de año cuando comiencen las campañas en firme para que todos podamos observar como se visibiliza a un pueblo moribundo y abandonado.
Retomando de lleno, el tema de seguridad, se me viene a la cabeza que las únicas ordenes impartidas, son proteger a nuestros mandatarios, razón por la cual ellos están convencidos de que el pueblo miente, mientras el comité de aplauso les hace creer que en Riohacha todo es perfecto, quizás me dirán envidioso o desocupado o tal vez que soy una piedra en el zapato, pero que rico es andar en vehículos blindados, escoltados y que me coloquen retenes cerca de mis propiedades o gozar de vigilancia, todo esto es lo que hace que ustedes se sientan seguros y creen una brecha entre aquellos que en campaña dicen ser del pueblos y al llegar al cargo, le restriegan a los demás en sus caras la diferencia.
Le pido perdón a la Iglesia católica, ustedes conocen de mi formación religiosa, pero con el pasar del tiempo tendremos que colocarle escoltas hasta a nuestra Santísima Virgen de los Remedios porque con esta inseguridad y la proliferación de personas extrañas hasta ella corre riesgo.
Estamos cansados de las medidas momentáneas o las que coloquialmente conocemos como pañitos de agua tibia, aun no comprendo cómo la policía a pesar de sus limitaciones no se ve patrullar a la ciudad y servirle a la comunidad tal y como lo dice su eslogan o su lema de servicio, constantemente manifiestan que no tienen vehículos, ni los medios tecnológicos para tal fin y sin embargo a cada rato observamos como las diferentes entidades e instituciones les hacen entrega de esos bienes, entonces es ahí cuando me obligo a preguntar ¿Qué hacen con esos elementos?, o es que convenientemente aceptan que el alcalde es su jefe constitucional y por delegación expresa su secretario de gobierno y ninguno de estos le imparten las ordenes correspondiente.
Aprovecho este escrito para hacerle un llamado de atención al director o directora de fiscalía, entiendo por una conversación que tuve con el personero, que existe una denuncia formal por un contrato de cámaras de seguridad, denuncia que hoy presuntamente duerme en los laureles y que también se convierte en cómplice de nuestra inseguridad.
Basta ya de manejar los designios de la ciudad como si esto fuese una finca que solo produce para sus intereses, tengan dignidad y háganle un favor al pueblo, haciéndose ustedes mismos un análisis de conciencia y una vez terminado el periodo por el cual fueron elegidos, no intervengan más en política, (aplica para todos aquellos que les caiga el guante) quédense en su casa gozando de sus usufructos pero no entorpezcan más el desarrollo de una ciudad que ni historia tiene, una ciudad que está obligando al riohachero raizal a marcharse, permitiendo que el foráneo se apropie de lo que no le pertenece.
Por último,
¡Si a la militarización de toda Riohacha, no más excusas!
