Edicion noviembre 22, 2024
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Se disparan precios de consumos y servicios, generando inflación

Columnista - Martín Barros Choles

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Se disparan precios de consumos y servicios, generando inflación

Columnista – Martín Barros Choles

La inflación es un termómetro, que mide nivelación económica, originadas, por variedades de cambios y conversiones, en factores de mercadeos, relacionado, con ofertas, demandas y precios, en productos, de consumos, alimentos y aseos, elementos de usos y servicios.

El mundo está en jaque, como consecuencia del covid-19 y la guerra de Rusia, con su vecino Ucrania, que indirectamente, afectan muchas naciones, que mantienen relaciones comerciales y están, suspendidas, por causas conflictivas, que, de hecho, genera especulaciones, en ventas, por escases de productos.

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Es incomprensible el irrespeto y la falta de civilización, en quienes gobiernan, los imperios del mundo, amparados, en armas e industria militar, en disputas eternas, utilizadas, para amenazar, amedrantar y destruir, vidas humanas, medio ambiente y bienes: públicos y privados, en batallas de nunca acabar internacionalmente. Nada justifica, mantener intervencionismo, nocivo y letal, para imponer dominios, condicionando manejos, controlando gobiernos de otras naciones, sometiéndolo, a obediencias y advertencias, castigando incumplimiento, con sanciones económicas y penales.

La inflación nos acosa y rebasa, los cálculos presupuestales, en: canasta familiar, servicios públicos, educación, salud, recreación etc. Europa, EE. UU y América Latina, están en aprieto, por subidas de precios, que cada día se elevan, como consecuencia de condiciones de salud y conflictos armados.

Durante de la pandemia del covid, se confinó la humanidad, en prevención de contagio, represando producción, paralizando transporte y limitando el comercio, lo que originó quiebras, de agricultores, transportadores y comerciantes; que aún no ha podido reactivarse, por traumatismo y falta de apoyos de gobiernos. Se incrementa los precios, en productos y servicios, que, a la vez, se extiende, indirectamente, en todo el comercio, como un efecto dominó. Por ejemplo, si sube la gasolina y la energía, de inmediato, sube toda la canasta familiar, los servicios públicos domiciliarios y el transporte.

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En Colombia, incrementa anualmente, el salario mínimo, supeditado y sujetado, al resultado global, de la inflación, relacionadas con vigencia fiscal, del año inmediatamente anterior, sin tener en cuenta, la devaluación del peso, frente al dólar u otras monedas, lo cual resulta negativo, para quienes dependen de salario mínimos, por no gozan de compensación, por perdidas, causadas por devaluaciones del peso.

Los precios en ventas y comercializaciones, de productos, elementos de consumos, bienes y servicios, constituyen las bases para determinar, de manera parciales mensuales y global, anualmente, la inflación. Durante la administración de los dos gobiernos, del expresidente Álvaro Uribe Veles, congelaron la inflación, a un techo del 3%, resultando incoherencias, con la realidad, por incumplimiento y descontrol, precios de ventas y facturaciones, se incrementan sobre el 10%, en diferentes meses de año, desajustando los ingresos salariales. Solo el arriendo de bienes inmueble, cumplen la tarifa de inflación, cuando el inquilino continuaba ocupando el inmueble arrendado.

El salario mínimo, debe tasarse en dólar, como amparo y soporte, con la devaluación del peso o moneda nuestra, que supera la tarifa del incremento salarial, basada en la inflación. En compensación por desajuste salariales anuales, el gobierno debe implementar, un salario mínimo, no inferior, a UD$500 dólares mensuales, cubriendo con el mismo monto, pagos de seguridad, pensión, prestaciones y transportes. En nada rinde, ni sirve, incrementar el salario, conforme al resultado de inflación, en una tarifa inferior, a la devaluación de la moneda, que no se tiene en cuenta en la fijación del salario mínimo.

Es de vital importancia, que los gobierno atiendan el campo,  apoyando, a los labriegos, emprendedores y la agroindustria, facilitando, créditos, subsidios y pólizas de seguros, que sirvan para garantizar, producción y solvencia alimentaria, a los colombianos, sin distingo, planificando, el ordenamiento, territorial nacional agrícolas, incluyentes a departamentos, para ofertarlas predios y destinarlos, en: agriculturas, ganaderías, criaderos: avícolas, piscícolas, porcinas, cabrinas, pesca etc, operada en plataformas digitales, de economía mixta, libre participación indiscriminada, que de hecho, menguaría, desempleo, mitigaría la hambruna, bajaría índice de violencia y carestía.

Tenemos millones de hectáreas de tierra, inutilizables, que bien sirven para cultivarlas de manera tecnificadas, en distintos territorios municipales, conforme a diversidades climáticas, calidad y uso del suelo. De esta manera, se impulsan empleos y distintas, formas de trabajo, que de urgencia se necesita, para afianzar familias, generando emprendimientos, con progresos colectivo. importar productos agrícolas, cultivable en nuestro territorio nacional, que utilidad nos deja? Por el contrario, desestima y quiebra, agricultores criollos, que terminan abandonando la tierra. Consumismo, alimentos extranjeros, cuyas naciones exportadoras a Colombia, se llevan nuestras divisas, descapitalizándonos, con ventas de sus productos. Esa es una de las causas, del alto índice abrumador de desempleos y ahora, con aumentos en la inflación.

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