La Guajira: entre el carbón, la transición energética, y la necesidad de su diversificación productiva
La explotación de carbón ha sido fundamental para Colombia, tanto por sus aportes macroeconómicos y sus contribuciones al desarrollo de las regiones productoras, como por su participación en la matriz energética nacional y su uso como insumo en la industria.
En el quinquenio 2016-2020 representó, en promedio, el 1% del producto interno bruto (PIB) nacional y el 16% de las exportaciones de Colombia. Estos aportes son aún mayores en zonas productoras como La Guajira y Cesar donde representa más del 35% del PIB y el 70% de sus exportaciones.
En el caso de La Guajira en 2018 la minería representaba el 45,4% del PIB departamental, no obstante, para el año 2020 esa cifra descendió a 18,3% como consecuencia de reducción de la demanda del carbón a nivel internacional, la caída de los precios y los paros y bloqueos a la actividad minera en el departamento. Sin embargo, el conflicto entre Rusia y Ucrania ha impactado los precios del gas en Europa y puede incrementar la demanda de este mineral.
Paralelo a esto, la suscripción de acuerdos internacionales como el de Paris en el 2015, en el que Colombia se comprometió a tomar medidas concretas de Transición Energética para la adaptación y mitigación del cambio climático, respaldado la puesta en marcha de proyectos eólicos en regiones como La Guajira. Adicionalmente, recientemente se anunció que se espera que en 2030 La Guajira puede convertirse en un territorio estratégico para la producción de hidrogeno.
Lo anterior posiciona al departamento como el único en el país que está presente, prácticamente, en toda la matriz energética nacional, por lo que debemos aprovechar esta ventaja para planear y ejecutar de manera organizada la diversificación productiva del territorio que impacte en la competitividad y los indicadores sociales.
Esta diversificación productiva implicará la dinamización y potenciación de otros sectores productivos diferentes a la minería, con el fin de desconcentrar la matriz productiva y redistribuir los mercados de trabajo y capital.
Lo anterior debe ser una prioridad para las instituciones, la ciudadanía, los gremios empresariales y la academia: apostarle con mayor énfasis a sectores productivos como la agroindustria, para aprovechar la riqueza del campo, fortalecer los mercados e intensificar las exportaciones, el turismo y la cultura para activar y movilizar la economía con el consumo y demanda de servicios; y la educación, como motor de la innovación y desarrollo de la región.
El mensaje para la población de La Guajira es claro, la consolidación de un ecosistema productivo que se complemente con el sector minero-energetico, con mayor impacto social, económico y que responda a las potencialidades del departamento, solo se puede construir de manera colectiva y articulada. Sin duda alguna, entre todos es posible construir la mejor versión del departamento, la que aún no conocemos, pero que podemos lograr aprovechando, los recursos que aún tenemos del carbón.