Pobres electores
Cuando acudan a las urnas los electores el 13 de marzo de este año para escoger senadores y representantes de nuestro desprestigiado congreso, podrán solicitar un tarjetón de tres posibles y participar en la consulta que igual número de sectores políticos ha puesto a su consideración, de manera que se tamice el número de aspirantes a la presidencia colombiana en mayo y junio del año que avanza.
La profusión de nombres, los codazos fundamentalistas, la prominente concentración en estrategias electorales, la bien atizada hoguera de las vanidades y el prurito de estigmatizar contendores, muchas veces con críticas tanto mordaces como mendaces, impiden a estas alturas de la contienda el que propuestas serias dejen sobresalir a aquellos de verdadero talante estadista. Y al pobre elector lo dejan metido en unas incertidumbres y confusiones monumentales para hacer de su participación una de verdad motivada. No sabemos qué puede confundirlo más, si las voces altisonantes que piden a gritos atención, o los silencios prolongados de algunos partícipes que quieren implantar una nueva forma de gobierno: sin debatir ideas.
-¿Quien es el que habla de subsidios?-, se preguntó un amigo, de voto independiente, entendido como tal quien no está condicionado por un contrato público o un compromiso laboral con el estado.
-Todos-, le respondieron al unísono los contertulios.
-Sí, sí, pero ¿Quien fue el que dijo como se iba a financiar semejante montón de plata para pobres, desempleados, ancianos, mujeres sin empleo, en fin, esa lista larga con billones anuales de presupuesto?
-Nadie-, respondieron en coro los asistentes.
-Mala cosa-, alcanzó a murmurar el independiente.
De inmediato, saltó el que acostumbra trivializar la charla, para preguntar:
-¿Quién es el infiel? ¿Y el borracho? ¿El de los tenis? ¿El mechudo? De nuevo las respuestas no se hicieron esperar, en una sola voz, para pedir que no meneara mucho eso de las infidelidades, pues terminaban cayendo justos por pecadores. ¡De borrachos, ni hablar!
El amigo que siempre tiene a la mano el corruptómetro preguntó:
-¿Cuáles son los corruptos en cada una de las campañas?
Volvió a aparecer la voz colectiva diciendo: -¿Habrá alguna de solo ángeles?
Porque si se aplican con rigor los principios de la ética, entraríamos en la necesaria suspensión de las elecciones de marzo. Sería, claro, como cancelar la vida y dedicarnos a buscar un mundo de beatitud. Es pedirle a la política, sobretodo a la política, lo que la vida común no nos da.
Algunas luces se vislumbran en cada uno de los tantos coaligados. Acompañadas de sus sombras: Una buena dialéctica de Galán, ahogada por las críticas de cómo está manejando su nueva licencia de partido y su novel aspiración más respaldada por su apellido que por el conocimiento de la gente sobre él; una actitud bonachona de Fajardo, pero de la mano de un pobre sabor genérico sin sustancia programática; unos antecedentes de buen congresista opositor de Robledo, rodeado por aspirantes con quienes no tiene ningún parecido dado su radical fundamentalismo de izquierda, y un repunte pragmático de Gaviria, castigado por el afán de parecer “progre”, más que de verdad serlo, y ahora metido a “promesero social”, una actitud que atenta contra sus principios y formación. Amaya, como un buen tipo para repetir gobernación de Boyacá. Esto nos deja en la coalición de la Esperanza una difícil consolidación a futuro para que quienes apoyen a alguno de ellos en la consulta se sientan entusiasmados de acompañar a quien finalmente la gane. Lo que sí es cierto es que hay ahora más pragmatismo que fundamentalismo. Deben estar bendiciendo la hora en la que Ingrid los abandonó por espurios.
Por el lado de los Históricos, la recursividad de Petro para destacar sus actividades y monopolizar reflectores en sus estrategias, se rompe con su inclinación al desajuste institucional que propiciaría, y que en una frase desdeña, pero en la siguiente confirma. Eso último de guardar reservas de petróleo es de tal incongruencia con cualquier esquema empresarial que solo se puede ver como sacado del sombrero de la improvisación. Francia Márquez, valiosa y radicalizada en sus defensas de minorías, se muestra ausente de sustentos y propuestas. Camilo Romero, su buena dicción se deja permear por la vocación de no ser concreto. Igual, el líder de la Colombia Humana los deja atrás en recorrido, estrategia, respaldo y conocimiento, confirmado por el hecho de que gran parte de la habilidad de Petro fue haberse ingeniado esta consulta para mantener prendidos los motores de campaña e impulsar la cohesión de sus seguidores. Y ganarse una platica por reposición de votos.
De los de Equipo Colombia, hay dos que cuentan con fuerte respaldo partidista, Barguil y Char, lo que puede ponerlos a ganar en marzo/13; el uno, que habla mucho y el otro que calla demasiado. Enredados ambos en las espuelas de los congresistas tradicionales, afectos a negociar la participación masiva de votantes con el uso de los intermediarios que todo el que ha puesto su nombre a circular al Congreso sabe que se sucede en todos los rincones colombianos, y que los hace mostrar la imagen del clientelismo, del más puro. Mientras tanto su compañero Fico, de buena acogida en opinión, disputará esos votos con tantos otros aspirantes que no se sabe cómo terminarán distribuidos. En compañía de ellos, un Peñalosa quien recogerá lo que los bogotanos serios ven en su gestión como alcalde, persistente y mal publicitada.
Con este recuento solo puede uno compadecer al elector -repito, al independiente- por la difícil decisión de saber cuál tarjetón pedir.
Al terminar esta nota, observo la noticia del recrudecimiento de las acciones violentas terroristas en varios lugares del país. ¿Iremos a votar en medio de este nuevo mundo oscuro de la presión subversiva?