A través de un proyecto de Investigación Acción Participativa, el SENA acompaña a comunidades indígenas de Manaure en la implementación de huertas productivas que promueven la seguridad alimentaria, el uso eficiente del agua y la formación comunitaria.
El Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) Regional Guajira adelanta, bajo la modalidad de proyectos de Investigación Acción Participativa, el desarrollo de huertas productivas comunitarias en el municipio de Manaure, una estrategia que integra formación y producción agrícola para fortalecer la seguridad alimentaria y la economía de las familias en el territorio.
En la comunidad indígena de Presiarú, cerca de 100 familias cuentan hoy con un espacio productivo destinado al autoconsumo y a la comercialización de excedentes, aportando al mejoramiento de su economía familiar y comunitaria.

Desde el inicio, la iniciativa se construyó mediante el diálogo intercultural y la concertación con las autoridades tradicionales y la comunidad, garantizando el respeto por sus usos, costumbres y formas de organización. La instalación de la huerta fue liderada por la propia comunidad, con el acompañamiento técnico del SENA, promoviendo la corresponsabilidad y la apropiación del proyecto.
Como parte del proceso, se desarrolló un diagnóstico territorial participativo que permitió identificar las condiciones del terreno, la disponibilidad de agua y la viabilidad técnica de la huerta. Este análisis facilitó el aprovechamiento de infraestructura previamente intervenida por el SENA, como un molino de viento y un tanque de almacenamiento con capacidad aproximada de 18.000 litros, elementos clave para la sostenibilidad del sistema.

La huerta cuenta con un sistema de riego por goteo diseñado para optimizar el uso del recurso hídrico, una solución fundamental en un territorio afectado por la escasez de agua. En el área cultivada se sembraron productos como fríjol, ahuyama y pepino, destinados principalmente al consumo familiar y al fortalecimiento de la dieta local.
Más allá de la producción agrícola, el proyecto integra procesos formativos prácticos en siembra, manejo de cultivos, riego y cosecha, lo que ha permitido fortalecer el conocimiento local, el liderazgo comunitario y la participación activa de mujeres y jóvenes. Para la comunidad, la huerta se ha convertido en un activo estratégico que contribuye no solo a la alimentación, sino también al trabajo colectivo y al desarrollo comunitario.
Con este tipo de iniciativas, el SENA reafirma su compromiso con el desarrollo rural sostenible en La Guajira, promoviendo una formación pertinente y la articulación de saberes técnicos y tradicionales como base para mejorar la calidad de vida de las comunidades.







