
Aquellas Navidades y finales de Año Viejo eran inolvidables, en el hoy Distrito de Riohacha.
¡Claro, con el liderazgo de la Iglesia Católica!
El pueblo riohachero tuvo la suerte de que en el año de 1952 llegó a nuestra ciudad una Misión Capuchina, conformada por sacerdotes franciscanos y de nacionalidad italiana, después de creado el Vicariato Apostólico de Riohacha y la eliminación del Vicariato Apostólico de la Sierra Nevada y Motilones, que lo conformaban sacerdotes y obispos españoles.
Fueron los obispos italianos Eusebio Septimio Mary y Livio Reginaldo Fischioni quienes iniciaron la “Época Gloriosa de las Navidades”, que se reflejaban en las novenas que se realizaban en la Catedral Nuestra Señora de los Remedios, con el apoyo de aquellos sacerdotes de grata recordación como Tarcisio Dimeo de Ripacorbaria, el padre Pío, el padre Hilario, el padre Máximo de Penne, el padre Celestino, el padre Carmelo de Villalagos, entre otros.

Las novenas, como siempre, se iniciaban los 16 y terminaban los 24 de diciembre, con una asistencia impresionante de feligreses católicos.
La niñez de aquella época asistía a estos actos religiosos en compañía de sus padres. La “Misa de Gallo” era algo especial, oficiada por los obispos Eusebio Septimio Mary y Livio Reginaldo Fischione.
La llegada de la Navidad, con el nacimiento del Niño Jesús, era anunciada con un espectacular repique de campanas desde la Catedral Nuestra Señora de los Remedios, y luego hacían un pesebre gigantesco en honor al nacimiento del Niño Jesús.
Lo importante es recordar que el mes de diciembre era lindo, hermoso, lleno de paz y tranquilidad, lo que se reflejaba en la unión de la familia.
La Avenida 14 de Mayo todavía no deslumbraba la belleza de hoy, pero sí era el epicentro decembrino para los riohacheros y riohacheras que se sentían orgullosos y orgullosas de recibir el aire del mar Caribe, conocido entre nosotros como el Nordeste. Y, como si fuera poco, llegó a Riohacha la fiebre del radio transistor y de pilas, que contribuía a la sana recreación, cuando aquí en Riohacha se escuchaban como locales las emisoras Nuevo Mundo, de Bogotá; La Voz de Antioquia, de Medellín, y La Voz del Río Cauca, de Cali, todas de Caracol, como también la emisora Nuevo Mundo, de RCN. La gente de esa época se contagió con dichas emisoras a tal punto que la sintonía de sus programas era permanente.
Con relación a Caracol, había una programación estelar que se iniciaba desde las 12 de la noche hasta las seis de la madrugada, con el nombre de “Una Voz en el Camino”. Era musical y didáctico, con buenos locutores como Óscar Arango Flórez, Teresa Gutiérrez, Daladier Osorio, entre otros. Y no podía faltar el Reporter Esso, con cinco minutos de noticias leídas de manera rápida y espectacular por los locutores de esa época, entre ellos Teresa Gutiérrez.
Lo cierto es que ese inolvidable programa también le servía a mucha gente que se iba para el parque Almirante José Prudencio Padilla con su radio transistor a escuchar música y esperar las siete de la noche para asistir a las novenas de Navidad, desde el 16 al 24 de diciembre.

Y lo más especial era que el último día de la Novena de Navidad, cuando se hacía la Misa de Gallo, la gente, con su radio, escuchaba el programa “Una Voz en el Camino”, de Caracol, para no dormirse y estar presente en el acto religioso que se hacía en aquella época a las 12 de la noche. Una vez terminada la Misa de Gallo, de manera inmediata los sacerdotes colocaban una imagen del Niño Jesús en el pesebre de la Catedral Nuestra Señora de los Remedios.
Es de recordar que del 25 de diciembre al 6 de enero los sacerdotes franciscanos, con varios acólitos, caminaban por las calles de Riohacha y llegaban de casa en casa con la imagen de un Niño Jesús.
Los dueños de casa besaban la imagen y luego echaban en un cofre monedas de 10, 20 y 50 centavos y billetes de uno, dos y cinco pesos, dinero que se colectaba para el funcionamiento de la Catedral Nuestra Señora de los Remedios. El 6 de enero se conoce como el Día de los Santos Reyes.
Pero lo importante de las Navidades de antaño en Riohacha no es solamente recordar las ceremonias religiosas y las novenas del Niño Jesús, sino también aquella inolvidable época que vivió la niñez riohachera cuando tenía que hacer una extensa cola para recibir los aguinaldos regalados por el gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla. En ese entonces, los niños y niñas se concentraban en el sector del Mercado Viejo.
Los juguetes eran de gran calidad; los regalaban a través de la Oficina de la Primera Dama de Colombia, Carola Correa de Rojas Pinilla, y su hija María Eugenia Rojas Correa. Los niños y las niñas de esa época gozaban de alegría con sus valiosos juguetes que llegaban procedentes de Bogotá, y valía la pena hacer la interminable cola superando el gran calor y los rayos del sol de la época.
Se anota que el teniente general Gustavo Rojas Pinilla llegó a la Presidencia de la República de Colombia a través de un golpe de Estado que le propinó al presidente constitucional de la época, Laureano Gómez Castro, el 13 de junio de 1953.
El teniente general Gustavo Rojas Pinilla fue elevado a ese alto rango del Ejército Nacional el 22 de diciembre de 1952 por el entonces presidente encargado, Roberto Urdaneta Arbeláez, tres meses antes de asumir la jefatura del Estado.
Durante el gobierno del teniente general Gustavo Rojas Pinilla, a la niñez riohachera en ningún momento le faltó un regalo navideño de mucha categoría. No eran “aguinaldos desechables”.

Pero, a medida que el tiempo fue avanzando y ya entrada la década de los setenta, fue cambiando el espíritu navideño de los riohacheros. Ya había muerto en Italia el obispo Eusebio Septimio Mary, quien fue reemplazado por Livio Reginaldo Fischioni.
Aunque las novenas navideñas se siguieron realizando, la vida social de Riohacha dio un giro de 180 grados con la llegada de la llamada “Bonanza Marimbera”, que no quisiéramos recordar.
Aparecieron “los marimberos”, que se adueñaron de las fiestas con el poder del dinero. Con sus estúpidas parrandas dieron origen a la criminalidad y, desde luego, llegó la inseguridad. Esto conllevó a que las Navidades se festejaran con mucho miedo y las novenas de aguinaldos cambiaran su dinámica, y la asistencia a la catedral por parte de los católicos se redujo de manera ostensible.
Desapareció la tradición cuando el sacerdote visitaba las casas de los riohacheros con la imagen del Niño Jesús. La “Misa de Gallo” ya no era a las 12 de la noche, sino más temprano para proteger la seguridad de la gente.
En medio de la “Bonanza Marimbera” se cometieron muchos crímenes injustos; en ese sentido, las Navidades pasaron a un segundo plano, más por la inseguridad propiciada por quienes se declararon comerciantes y consumidores del alucinógeno.
Y también esa época de la “Bonanza Marimbera” acabó con una “fantasía” que existía en algunas familias riohacheras que se consideraban de la “sociedad” y miraban por debajo del hombro a sus semejantes, y que al final el tiempo les pasó una “cuenta de cobro”: tal aristocracia se derrumbó.
Cuando terminó la tristemente célebre “Bonanza Marimbera”, con un saldo trágico de pérdida de vidas humanas, poco a poco retornó el sosiego al pueblo riohachero.
En tal sentido, las fiestas de Navidad en Riohacha recuperaron su seguridad y la sonrisa volvió a florecer entre los riohacheros y riohacheras. También terminó el ciclo de la Misión Capuchina italiana, porque Su Santidad Juan Pablo Segundo creó la Diócesis de Riohacha el 16 de julio de 1988 y nombró como obispo a monseñor Jairo Jaramillo Monsalve, aunque al que iban a nombrar era al obispo italiano Livio Reginaldo Fischioni, con la condición de que se debía nacionalizar como colombiano, propuesta que no aceptó el italiano.
Jairo Jaramillo Monsalve se posesionó como obispo de la Diócesis de Riohacha el 14 de octubre de 1988. Luego le siguieron, en su orden: Gilberto Jiménez Narváez, Armando Larios Jiménez, Héctor Salah Zuleta y Francisco Ceballos. Este último lidera por quinta vez las fiestas religiosas de la Navidad en la capital del departamento de La Guajira.
Hay que señalar que, después de que terminó la “Bonanza Marimbera”, se acabó el Vicariato Apostólico de Riohacha y se creó la Diócesis de Riohacha con sacerdotes colombianos. Todo ha marchado bien durante las celebraciones de las fiestas navideñas en el Distrito de Riohacha y los oficios religiosos se siguen realizando, pero sin las tradiciones de antaño.
No debemos dejar de pasar por inadvertido el hecho de que en el 2020 y el 2021 se realizaron unas fiestas de Navidad en medio de una pandemia producida por el COVID-19, que dio motivos para que cierto número de riohacheros y riohacheras ya no estén con nosotros, y gentes valiosas pertenecientes a importantes y tradicionales familias de la capital del departamento de La Guajira perdieran la “batalla” ante el nefasto COVID-19.

Lo cierto es que este año las fiestas de Navidad se iniciaron con la mayor alegría. La iluminación del parque Almirante José Prudencio Padilla y la sede de la Alcaldía del Distrito de Riohacha es espectacular; la iluminación de las playas y la Avenida 14 de Mayo se encuentran en todo su esplendor navideño, al igual que el Palacio de La Marina, sede del Gobierno Departamental, y también la sede de la Cámara de Comercio de La Guajira, cuyo presidente ejecutivo es Álvaro Romero Guerrero.
Hay que señalar que las novenas de Navidad, lideradas este año por la Diócesis de Riohacha en cabeza de Francisco Ceballos Escobar, terminan hoy 24 de diciembre.
Se resalta el trabajo que realiza el gobernador Jairo Aguilar Deluque y su esposa, la gestora social Sara Daza Maestre, quienes no solamente le están brindando la magia de la Navidad a los niños, niñas y adultos del Distrito de Riohacha, sino también a los otros 14 municipios de esta sección del país.
En Riohacha, después del puente del Riíto, las noches navideñas son espectaculares y allí se encuentra una aldea mágica, un pesebre y un trineo que, con su gran iluminación, reflejan la paz y la tranquilidad en que desean vivir permanentemente los riohacheros y riohacheras.
También se presentan conjuntos musicales y grupos de danzas. La romería de personas de todas las edades para ver la “Magia de la Navidad” en horas de la noche es sumamente impresionante. Estas fiestas navideñas terminan el 6 de enero, con una buena inversión financiera, que se justifica para llevarle alegría y sana diversión a las comunidades sin distingo de clases sociales.
Destacable también el trabajo que realiza el alcalde del Distrito de Riohacha, Genaro Redondo Choles, en compañía de su esposa Claudia Mendoza Barros, en aras de llevarle sana alegría a la niñez y a los adultos de esta tierra del Almirante José Prudencio Padilla. Se incluye la zona rural.
El alcalde y la gestora social están visitando los diferentes barrios con la participación de conjuntos musicales y grupos de danzas que, seguramente, estas visitas terminarían el 6 de enero del año que se avecina.
Pero, a decir verdad, el epicentro principal de las fiestas de Navidad en el Distrito de Riohacha se centra en el histórico parque Almirante José Prudencio Padilla, con su extraordinaria, esplendorosa y brillante iluminación.
DESPEDIDAS DEL AÑO VIEJO
Las despedidas del Año Viejo en el hoy Distrito de Riohacha se hacen con la tradicional cena familiar. Todo el tiempo se ha utilizado el pavo y la gallina, en medio de un ambiente musical en algunas casas, porque en otras casas lo que tradicionalmente también reina es la tristeza, recordando a los familiares que se fueron y se encuentran en el Jardín Celestial.
Para nadie es un secreto que existe la tradición de que el riohachero y la riohachera despiden el Año Viejo y reciben el Año Nuevo en sus casas, al calor de unas cervezas y unos whisky Old Parr. Ya no se ve el trago conocido como Pedro Domecq, que hizo historia en las Navidades, Años Nuevos y Carnavales del Distrito de Riohacha.
Lo que sí debemos lamentar es que en épocas pasadas se presentaron 31 de diciembre trágicos, por aquello de que a las 12 de la noche los riohacheros sacaban sus armas de largo y corto alcance para dispararlas al aire. Lamentablemente, muchas personas perdieron la vida de manera accidental a causa de una bala perdida; hasta niños y niñas murieron por causa de esta trágica tradición que hoy en día se mantiene, pero en menor escala.
En una oportunidad, una bala perdida rompió el techo de la residencia del primer alcalde de Riohacha cuando fue creado el departamento de La Guajira, Víctor Manuel Pacheco Laborde, y también perforó la almohada de su cama, lo que quiere decir que, si la bala le cae en la cabeza, le hubiera quitado la vida a quien en vida se conoció como “Micho Pacheco”.
Termino esta crónica asegurando que, por más de cincuenta años, teniendo en cuenta que Riohacha era más pequeño, una sirena que estaba ubicada en la antigua zona de Carretera, donde hoy funciona la Policía de Carreteras, con su gran estruendo le indicaba a los riohacheros y riohacheras que el Año Viejo había terminado; se abría el espacio para los abrazos, para las bendiciones de los padres a sus hijos e hijas, y comenzaba un Año Nuevo lleno de esperanzas, de paz y prosperidad en todo el sentido de la palabra.
Pero, como los tiempos cambian y la tecnología ha avanzado mucho, ahora en el Distrito de Riohacha son las emisoras las que, con su música, llevan alegría y diversión a las familias en sus hogares y, utilizando también una sirena, les anuncian al pueblo que son las 12 de la noche y es el momento de los abrazos y del feliz Año Nuevo. Claro, también en medio de los disparos al aire, pero no de manera tan contundente como sucedía en años anteriores.

Las emisoras que existen en el Distrito de Riohacha son: Uniguajira Estéreo, Radio Uno de RCN, Cardenal Estéreo, Guajira Estéreo, Radio Policía Nacional y Radio Delfín.
Creemos sinceramente que estas fiestas de Navidad serán inolvidables y que el Año Nuevo sea mucho mejor que el 2025. Y con la fe puesta en el Todopoderoso, para que el gobernador de La Guajira, Jairo Aguilar Deluque, y el alcalde del Distrito de Riohacha, Genaro Redondo Choles, ambos nacidos en esta ciudad capital, sigan gobernando con la mira puesta en el desarrollo económico y social de un departamento que supera el millón de habitantes y de un distrito que supera los 300 mil habitantes.
Cuando hoy es 24 de diciembre, indudablemente que, a partir de las seis de la tarde, teniendo como fondo natural la belleza del horizonte que se refleja en el mar Caribe, cuando el sol declina, comienza a brillar la “Estrella de Belén” en esta gloriosa tierra que, con el sacrificio de sus habitantes, hijos e hijas adoptivas, acaba de llegar felizmente a sus 480 años de historia.
¡Feliz Navidad 2025!
¡Feliz Año Nuevo 2026!
¡Cómo se pasa de rápido el tiempo!
¡Qué chévere es recordar!
¡A todo dar!
¡Y… pare de contar!






