
Para la mayoría de las personas en el mundo, el acceso al agua representa un recurso fundamental, no es un lujo, es el componente esencial para el desarrollo humano, que garantiza calidad de vida, cada cuatro años en nuestro país tenemos la oportunidad de elegir gobernantes, los candidatos nos presentan programas de gobiernos y en su totalidad todos nos venden la oferta de mejorar los servicios públicos, que esta vez el agua será potable, aunque tengo el conocimiento de los esfuerzos significativos de la empresa que administra este servicio, cada vez más se viralizan acciones de youtubers que ven la necesidad de aportar al mejoramiento y calidad de vida de los habitantes de nuestro departamento.
El departamento de La Guajira, ubicado en el extremo norte de Colombia, es reconocido tanto por su diversidad cultural, por lo extraordinario y sorprendente de sus sitios turísticos y el lugar privilegiado al encabezar el mapa, como todo enfrentamos desafíos sociales y ambientales, uno de los problemas más apremiantes para la región es el acceso al agua potable, una necesidad básica que incide directamente en la salud, el bienestar y el desarrollo de sus habitantes, me atrevo afirmar que impide la llegada de nuevos inversionistas a los diferentes municipios con playas o ríos que nos enamoran con sus paisajes llenos de contrastes y matices exuberantes.
Tras abordar el contexto geográfico y social de nuestro departamento, considero pertinente profundizar en este tema, no con ánimo de una crítica destructiva, sino con el objetivo de abrir nuevas posibilidades y fomentar la conciencia respecto a la importancia del recurso hídrico, su adecuado manejo y la urgente necesidad de garantizar su acceso tanto en el hogar como en el ámbito laboral y en cualquier otro espacio, el agua es vida, su uso no se puede aplazar.
La Guajira es una zona caracterizada por su clima árido y semiárido, con largas temporadas de sequía, escasez de lluvias y altas temperaturas, a esto se suma la dispersión de la población, especialmente de comunidades indígenas Wayuu, quienes residen en rancherías alejadas de los centros urbanos, estas condiciones geográficas y demográficas dificultan el suministro y la distribución eficiente de agua potable, en mi municipio, es habitual observar caravanas de camiones cisterna transportando agua hacia el corregimiento de Papayal, en mi caso, la distribución ocurre los días miércoles y domingo, permitiendo llenar un tanque elevado cuya administración requiere estricta disciplina; de no hacerlo, se dificulta la realización de labores domésticas, mi situación refleja una problemática común, muchas familias deben operar turbinas en el frente de sus viviendas hasta altas horas de la noche para recolectar agua, enfrentando así un desafío constante en el acceso al recurso hídrico.

Estoy convencida que las principales problemáticas relacionadas con el acceso al agua potable incluyen la insuficiencia de infraestructura en diversas comunidades, donde la ausencia de acueductos o redes de distribución obliga a los habitantes a recorrer grandes distancias para obtener agua de fuentes naturales, las cuales frecuentemente no son aptas para el consumo humano, como ocurre con los haweyes en comunidades indígenas,
La contaminación de fuentes hídricas y la sobreexplotación de pozos representan desafíos significativos, agravados por actividades económicas como la minería y la ganadería. si bien estas últimas son fundamentales para la seguridad alimentaria y el sustento económico de muchas familias, resulta esencial garantizar un manejo equilibrado que permita proteger los recursos naturales y favorecer el desarrollo sostenible, la calidad y cantidad de agua disponible para abastecimiento y consumo humano han disminuido, a si mismo el cambio climático ha intensificado los periodos de sequía y reducido las fuentes de agua superficial, lo que agrava la crisis hídrica, como resultado, se observa un aumento en la desigualdad social, siendo especialmente afectadas las comunidades indígenas, rurales y dispersas, lo que contribuye a ampliar las brechas de pobreza y vulnerabilidad.
En la alta guajira las consecuencias para la población se agudiza un poco más , el consumo de agua no potable incrementa el riesgo de enfermedades gastrointestinales, desnutrición y mortalidad infantil, niños y jóvenes, la deserción escolar, especialmente las niñas, dedican tiempo significativo a la recolección de agua, lo que repercute en su asistencia a clases y oportunidades de desarrollo, se presentan problemas sociales, por la falta de este recurso hídrico, que puede generar tensiones y conflictos entre comunidades y las vías de hecho como los paros que la ciudadanía cansada realiza como un mecanismo de defensa y luchan por la supervivencia.
Diversas organizaciones gubernamentales, ONG y organismos internacionales han desarrollado e implementado iniciativas para mejorar el acceso al agua en La Guajira, estas acciones incluyen la instalación de sistemas de captación de agua de lluvia, la construcción de pozos profundos, la implementación de plantas potabilizadoras y sistemas de tratamiento, así como la promoción de la educación ambiental y la participación comunitaria en la gestión sostenible de los recursos hídricos, además, se ha fortalecido la infraestructura y el desarrollo de políticas públicas orientadas a garantizar el derecho al agua, un tema que cada día genera muchas preguntas y nos hace vivir en interrogantes permanentemente, ¿Cuál es la razón, la acción realizada o la omisión correspondiente?,¿Por qué el agua no llega equitativamente a los hogares?,¿Para qué sirve la represa del río Ranchería?, Es evidente que, en las próximas elecciones, el tema central de los discursos será el acceso al agua potable y el saneamiento básico, un luxury para algunos y el sueño de todos.
El acceso al agua potable en La Guajira es un reto muy complejo que requiere soluciones integrales, sostenibles y culturalmente pertinentes, es fundamental la articulación entre el Estado, las comunidades y los actores sociales para garantizar este derecho básico y mejorar la calidad de vida de los guajiros, mientras esto sucede he aprendido que cada gota cuenta. Con sentimiento cultural y de pueblo mi opinión para ti.